La evaluación del riesgo climático se ha convertido en una prioridad ineludible para las entidades aseguradoras, que enfrentan un aumento continuo en sus pérdidas a causa de la creciente frecuencia de eventos climáticos extremos. Este fenómeno no solo impacta en el ámbito financiero, sino que también tiene profundas repercusiones sociales, subrayando la necesidad de que las aseguradoras analicen el impacto del cambio climático desde múltiples ángulos: el social y el empresarial.
Desde 2019, el Banco de Inglaterra ha alertado que el cambio climático representa un riesgo financiero tangible, influenciando propiedades e infraestructuras. Este aumento en la siniestralidad no solo compromete la estabilidad económica de las aseguradoras, sino que también transforma los perfiles de riesgo de sus asegurados. El análisis revela que, aunque todos los segmentos del sector son vulnerables, los seguros de propiedad son los más susceptibles a los impactos del cambio climático. Esto se extiende a otros tipos de seguros, incluyendo los agrícolas, de ingeniería, marítimos, de aviación y de transporte.
La situación en España es particularmente reveladora, con riesgos climáticos como inundaciones, tormentas y temporales marinos que históricamente han causado daños significativos. Ante este panorama, mejorar la predicción de siniestralidad en un contexto de cambio climático representa un desafío monumental. Herramientas de aprendizaje automático están redefiniendo la relación entre variables climáticas y eventos asegurados, permitiendo así una evaluación más precisa del riesgo.
El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) ha delineado dos escenarios posibles para el futuro climático. El primero, RCP 4.5, anticipa un aumento moderado de temperaturas, con un pico de emisiones en 2040, proyectando que los siniestros podrían aumentar un 105 % entre 2023 y 2052. El segundo, RCP 8.5, sugiere un incremento más severo, con un aumento del 129 % en los siniestros, enfatizando que los impactos más significativos se anticipan después de 2040. Especialmente preocupante es el potencial incremento del 180 % en las pérdidas por eventos relacionados con el viento bajo el escenario RCP 4.5, lo que pone en jaque a las provincias costeras.
Estos resultados apuntan a un impacto crítico en la solvencia de las compañías aseguradoras, obligándolas a revisar sus estrategias de precios y sus requisitos de suscripción. A su vez, es vital que gobiernos y organizaciones implementen políticas que sigan los acuerdos internacionales, como los discutidos en la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), para mitigar las emisiones y mantener el calentamiento global bajo control.
Las instituciones internacionales están promoviendo la sostenibilidad a través de iniciativas que destacan la necesidad de integrar consideraciones medioambientales en la gestión del riesgo. Así, una mayor concienciación sobre el impacto del cambio climático puede facilitar decisiones más informadas y efectivas. Las alianzas estratégicas entre aseguradoras, gobiernos y organizaciones internacionales son esenciales para mejorar la preparación ante desastres y la adaptación a un entorno climáticamente cambiante.
Es crucial que los enfoques de suscripción y la gestión de reservas en las aseguradoras estén diseñados para minimizar el impacto del cambio climático, evitando trasladar los costos a los asegurados o al sistema financiero en su conjunto. La ruta hacia una industria aseguradora resiliente está claramente trazada, y el compromiso de todos los actores es fundamental para navegar estos tiempos de incertidumbre climática.
(Nota: La información presentada corresponde a datos disponibles hasta el 26 de abril de 2025.)
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