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Aunque se reportó que pasó buena noche, el Papa Francisco sigue en estado crítico.
“La noche ha transcurrido tranquila, el Papa Francisco ha descansado”, informó el Vaticano este domingo 23 de febrero, luego de complicaciones respiratorias un día antes que lo mantienen con pronóstico aún reservado.
El Sumo Pontífice sufrió una crisis respiratoria asmática que requirió altos flujos de oxígeno. También recibió dos transfusiones de sangre luego de estudios mostraran una condición relacionada con la anemia.
La periodista Valentina Alazraki dijo en Nmás: “Hay un poco más de tranquilidad tras la crisis seria, prolongada, y además de esos resultados de exámenes de sangre que no son positivos porque hablan de una reducción de plaquetas y anemia”.
“Esta mañana nos tranquilizamos un poco al saber que pudo descansar por la noche. Eso significa, nos hace suponer, que Papa Francisco no volvió a tener una crisis respiratoria”.
“Durante la mañana sí ha utilizado un poco de oxígeno cuando lo necesita por cánulas nasales”, compartió Valentina, quien resañtó que el Papa ha recibido terapias por bronquitis y neumonía lateral.
“El Papa tiene muchas infecciones, y con que una bacteria ataque la sangre, sería muy difícil de tratar”, dijo sobre el Papa, quien se mantiene lúcido y animano, aunque con pronóstico reservado.
El Papa Francisco no pudo realizar sus actividades
Francisco debía haber celebrado una misa este domingo en la basílica de San Pedro y ordenar a diáconos como parte de la conmemoración del Año Santo del Vaticano.
Celebró la misa en su lugar el organizador del Año Santo, el arzobispo Rino Fisichella, y ofreció una oración especial por la salud del Papa Francisco desde el altar, antes de pronunciar la homilía que el Papa había preparado, pues él mismo la escribió.
“Aunque esté en una cama de hospital, sentimos al papa Francisco cerca de nosotros, lo sentimos presente entre nosotros. Y esto nos obliga a hacer aún más fuerte e intensa nuestra oración para que el Señor lo asista en su tiempo de prueba y enfermedad”, dijo Fisichella a los cientos de diáconos vestidos de blanco.
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