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Jorge Tuto Quiroga (Cochabamba, 65 años) ya ocupó la silla presidencial de Bolivia entre 2001 y 2002. Asumió tras la renuncia por motivos de salud del mandatario Hugo Banzer, de quien era vicepresidente. Desde entonces, ha intentado volver al Ejecutivo, sin éxito, en dos ocasiones. La elección de este domingo podría ser la vencida, según lo perfilan las encuestas. Su radical oposición al Movimiento Al Socialismo (MAS) y a su principal líder, Evo Morales, por más de 20 años ha calado en un electorado harto con ese partido, al que Tuto Quiroga culpa de la crisis económica, las largas filas para conseguir combustible y la subida de precios.
Tuto —apodo que recibió desde pequeño por sus padres y que hoy es su segundo nombre— es descrito por el círculo de ingenieros y empresarios que lo rodean como “inteligente, elocuente y tecnócrata”. Así lo cuenta quien fue su viceministro de Descentralización y analista político, Diego Ayo: “Era el niño que sacaba las mejores notas, el orgullo de mamá. El típico criollo blanco boliviano”. El candidato de la derecha conservadora se formó en Estados Unidos, primero como ingeniero industrial en la Universidad Texas A&M y después como magíster en Administración de Empresas en la Universidad St. Edwards.
Quiroga recuerda a informacion.center cómo en esos años “era goleador en la universidad entre gringos que no sabían jugar”. Es un admirador del fútbol —tiene al argentino Beto Alonso como héroe— y además le gusta escalar; dice haber subido numerosas veces al Illimani y trotar por las mañanas. En las entrevistas suele incluir anécdotas personales o contar la historia de algún familiar. Ese perfil entre carismático y técnico lo ha mantenido al frente de la política de derecha del país, pero su deseo de volver al Palacio Quemado se postergó constantemente. En 2005 y 2014 cayó derrotado ante Evo Morales y en 2020 bajó su candidatura semanas antes de las elecciones que ganaría Luis Arce, el actual mandatario.
El expresidente se disputará la segunda vuelta con Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristina. La posibilidad de retornar a la presidencia no había estado tan cerca como ahora, impulsado por el contexto económico. Después de situarse como uno de los países de la región con mayor crecimiento del PIB gracias al proyecto de nacionalización del gas que capitalizó el MAS, Bolivia ahora sufre una inflación acumulada de 15,53% en el primer semestre. Se redujo la producción de hidrocarburos y los dólares comenzaron a escasear. La población miró entonces hacia la opción más radical a ese modelo económico, contraria al socialismo y que representara el “antimasismo”, comenta Ayo.
“Frente a esta situación de anomia, un tipo con posiciones tan seguras termina siendo seductor. Además, es un hombre totalmente adverso, hasta personalmente, a Evo”. Tuto comenzó su cruzada contra Morales desde que era presidente, tras diseñar un plan de erradicación forzosa de coca en el Chapare, bastión del exmandatario cocalero. Los enfrentamientos entre los dueños de los cocales y el Gobierno terminaron con varios muertos. “Aplicaré la ley contra todas las personas en cada centímetro cuadrado”, dijo Tuto a este medio sobre si surgiera un nuevo conflicto con este sector.
Quiroga se introdujo en la política poco después de su retorno a Bolivia desde Estados Unidos, en 1988. Ingresó a Acción Democrática Nacional (ADN), partido con el que el exdictador militar Banzer llegó al poder democráticamente en 1997. Después de ser ministro de Finanzas en 1992 y ocupar un par de secretarías, el exgeneral valoró en el ingeniero su formación económica ortodoxa y su perfil técnico, alejado de la política tradicional, y los escogió como vicepresidente. Tuto se convirtió así en la persona más joven en asumir ese cargo, con 37 años.
Como segundo al mando y luego como jefe de Estado, implementó medidas como abrir el mercado de textilería y joyería boliviana a Estados Unidos o institucionalizar el servicio de impuestos y algunos ministerios. Del otro lado, terminó el año 2002 con una inflación de 8,8 %, la más alta registrada desde 1985. Otro aspecto conflictivo fue su rigidez a la hora de combatir las manifestaciones, principalmente las del sector cocalero, con represiones militares y policiales. La situación lo llevó a respaldar la expulsión de Morales del Congreso en 2002, acusado de incitar las protestas.
El duelo personal alcanza ahora un nuevo capítulo. Morales está refugiado en el Chapare desde que se emitió una orden de aprehensión en su contra por no presentarse a declarar por un presunto caso de trata de personas. Tuto tiene clara su postura si llega a la presidencia: “El Gobierno tiene la obligación de ejecutar una orden de aprehensión cuando ya existe”.
En cuanto al plan económico de Tuto, responde a sus principios de libre mercado y achique del Estado. “Abrí el mercado con EEUU y lo volveré a hacer. Quiero relaciones con EEUU, Europa, China, Corea del Sur. Con Venezuela, Cuba y Nicaragua, democracia y libertad. Con todo el resto las mejores relaciones”. Promete como proyecto insignia la inyección de 12.000 millones de dólares a través del Fondo Monetario Internacional (FMI), haciendo valer su experiencia en instituciones como la Corporación Andina de Fomento o el Banco Mundial.
Cuando es cuestionado sobre el amargo ensayo de este programa en otros países de la región, argumenta: “Conozco muy bien la experiencia traumática de Argentina, pero también conozco las historias de estabilización, empezando por el Brasil de los noventa y las que yo he vivido. Mi nivel de credibilidad es totalmente diferente, al igual que nuestra situación con la Argentina”. Los reajustes agresivos en gasto público, sobre todo en una economía débil, suelen profundizar la caída. Sin embargo, para el ingeniero la parte dolorosa ya está pasando en Bolivia: “Vivir cuatro días en tu flota haciendo fila para conseguir combustible, dejar de estudiar o trabajar porque tienes que estar en la cola, que no te alcance el dinero en el bolsillo para hacer el mercado. Eso es lo doloroso”.
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