El fallecimiento del papa Francisco a los 88 años ha suscitado un profundo reconocimiento y reflexión sobre su influencia en el ámbito religioso y político, especialmente en lo que respecta a su relación con figuras como el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. Francisco, un ferviente defensor de los derechos humanos y del trato a los migrantes, no dudó en expresar su postura en contra de la política migratoria del magnate inmobiliario. En 2016, durante la campaña presidencial de Trump, el pontífice señaló con claridad: “Una persona que quiere construir muros y no puentes no es cristiano”. Esta crítica fue calificada como “escandalosa” por Trump en su momento.
Ayer, tras el anuncio de la muerte del papa, Trump publicó un mensaje de condolencias en su plataforma Truth Social, reconociendo al papa como un “buen hombre” y ordenando que las banderas se izaran a media asta en los edificios públicos en su honor. Su participación en el funeral junto a la primera dama refleja una atención a eventos de esta magnitud, a pesar de las diferencias previas.
El expresidente, quien se ha autodefinido como cristiano, ha abordado su religión en el contexto de su gobierno, creando una “oficina de la fe” en la Casa Blanca y promoviendo imágenes de su oración en el despacho oval, rodeado de líderes espirituales evangélicos. Sin embargo, esa imagen se ha visto empañada por su enfoque antimigrante, que ha sido objeto de fuertes críticas por parte de la iglesia católica. Francisco había recibido a Trump en el Vaticano en 2017, y desde entonces, su crítica a la política de deportación y a las barreras hacia los migrantes ha sido constante.
En una carta inusual dirigida a los obispos estadounidenses, el papa lamentaba la expulsión de personas que huyen de condiciones de vida extremas. Su llamado a una “fraternidad abierta a todos, sin excepción” se traduce en un reproche a la política de “ordo amoris” que algunos católicos utilizan para justificar el incumplimiento de la responsabilidad hacia los extranjeros. Esta tensión ha llevado a que la Conferencia Episcopal de Estados Unidos impugnara judicialmente la política de detención y deportación de la administración Trump.
Mientras el pueblo cristiano rinde homenaje a Francisco, muchos reflexionan sobre su legado y su compromiso con la dignidad humana, especialmente en un tiempo donde algunos líderes, que se identifican como cristianos, han tomado decisiones que contrastan con la esencia del evangelio. En las calles de Washington, resonaban las palabras de los dolientes, quienes destacaban que el papa Francisco “era mucho más cristiano que muchos otros que hoy están en el poder”.
La información corresponde a la fecha de publicación original (2025-04-26 08:00:00).
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