La tensión diplomática entre México y Perú ha alcanzado un nuevo nivel tras el reciente anuncio de ruptura de relaciones entre ambos países, un conflicto que se remonta a 2021. Esta disputa comenzó con la destitución del entonces presidente peruano Pedro Castillo, un proceso que generó intensos debates tanto dentro de Perú como en el ámbito internacional.
La situación cobró un giro significativo el pasado lunes, cuando el canciller peruano, Hugo de Zela, declaró formalmente la ruptura de relaciones diplomáticas. Esta decisión está ligada al asilo político otorgado por la actual presidenta de México, Claudia Sheinbaum, a Betssy Chávez, ex primera ministra de Castillo, quien enfrenta acusaciones de haber participado en un intento de autogolpe de Estado. De Zela calificó esta acción como “un acto inamistoso” y una intromisión en los asuntos internos de Perú.
Desde que Pedro Castillo fue destituido y encarcelado, las relaciones entre ambos países se han deteriorado. Los líderes mexicanos, incluyendo al expresidente Andrés Manuel López Obrador, han sostenido que la destitución de Castillo fue un “golpe de Estado”, lo que ha provocado fricciones diplomáticas. Esta declaración ha llevado a una serie de acciones por parte de México, incluyendo el encuentro del abogado personal de Castillo, Guido Croxatto, con los representantes del gobierno mexicano, quienes han exigido la liberación del exmandatario peruano.
El asilo a Betssy Chávez ha sido el punto de inflexión que llevó a la ruptura de la relación. En conferencia de prensa, De Zela expresó su sorpresa y pesadumbre por esta situación, subrayando la gravedad de lo que considera un respaldo a una persona involucrada en un intento de desestabilización del gobierno peruano. Este acto no solo ha puesto en entredicho la diplomacia entre ambas naciones, sino que también ha sembrado incertidumbre sobre el futuro de los ciudadanos de ambos países que puedan requerir asistencia consular.
A pesar de la ruptura diplomática, se ha establecido que las relaciones continuarán a nivel consular, lo que permite que se siga brindando apoyo a los ciudadanos peruanos en México y viceversa. De Zela enfatizó que, aunque el Perú defiende su posición respecto a la situación política, la protección de sus ciudadanos en el exterior es una prioridad que no se ve afectada por las tensiones políticas.
Este desarrollo se da en un contexto de creciente polarización política en América Latina, donde los gobiernos se enfrentan a desafíos internos mientras buscan mantener relaciones externas estables. La situación entre México y Perú sigue evolucionando y se espera que los próximos días traigan más novedades sobre este conflicto diplomático.
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