A un año del arresto de Ismael “El Mayo” Zambada, persiste la controversia entre México y Estados Unidos en torno a este histórico líder del Cártel de Sinaloa. Esta situación ha mantenido en el centro del debate a Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, quien ha solicitado reiteradamente cooperación e información de las autoridades estadounidenses sobre los detalles de la operación que llevó a la captura de Zambada. Es importante recordar que el 25 de julio de 2024, México se sorprendió con la detención de Zambada, junto al hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, en Texas.
Durante una reciente conferencia de prensa, Sheinbaum expresó su compromiso de seguir insistiendo ante la Casa Blanca para obtener información relacionada con el arresto. La jefa de Estado mencionó que el enfoque de su administración es buscar una colaboración basada en la confianza mutua, respetando la soberanía de México y evitando cualquier tipo de injerencia o subordinación.
Sin embargo, la respuesta de Jeffrey Lichtman, abogado de Ovidio Guzmán—aquél que ya ha llegado a un acuerdo de culpabilidad ante las autoridades estadounidenses—no se hizo esperar. Lichtman ha cuestionado abiertamente la postura de Sheinbaum, resaltando que durante décadas las autoridades no mostraron interés en llevar a Zambada ante la justicia en México y, al parecer, solo ahora claman por su repatriación.
Este es el segundo enfrentamiento entre Lichtman y Sheinbaum, ya que anteriormente el abogado había afirmado que no es sorprendente que el gobierno y las fuerzas de seguridad no actuaran para capturar a un narcotraficante de tal envergadura durante tanto tiempo. Esto llevó a Sheinbaum a presentar una demanda por difamación contra el abogado.
La situación se vuelve aún más compleja considerando la fragilidad del entorno de seguridad en México. Las crisis en varias entidades, como Guerrero y Tamaulipas, han suscitado preocupación dentro del partido político en el poder hacia el futuro, en un contexto donde la seguridad sigue siendo un tema candente en la agenda pública.
A medida que se desarrollan estos acontecimientos, el futuro de la cooperación entre Estados Unidos y México en temas de seguridad sigue siendo incierto, y con ello, las repercusiones en la lucha contra el narcotráfico y la estabilidad en la región. La respuesta de las autoridades y el curso de los eventos en los próximos meses serán fundamentales para entender cómo evolucionará esta relación crítica para ambas naciones.
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