Un fenómeno de La Niña podría influir en los patrones climáticos a nivel global durante los próximos tres meses, según recientes predicciones de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Este fenómeno, caracterizado por un enfriamiento temporal de las aguas en el centro y este del océano Pacífico, se manifiesta ahora con un pronóstico de un 55% de probabilidades de ocurrir desde diciembre de 2025 hasta febrero de 2026.
A pesar de que La Niña tiende a provocar un descenso de las temperaturas en la región mencionada, muchas otras áreas podrían experimentar un incremento en sus temperaturas. Esta anomalía podría aumentar el riesgo de inundaciones y sequías, amenazando así la agricultura y la seguridad alimentaria en múltiples regiones del mundo. La OMM advierte que estos fenómenos extremos pueden no solo afectar las cosechas, sino también provocar pérdidas económicas significativas.
Además, las expectativas no se limitan solo a este fenómeno. Se estima que hay entre un 65% y un 75% de probabilidad de que durante los primeros meses de 2026 se establezcan condiciones neutras. Estos cambios climáticos pueden ser de vital importancia para planificar y gestionar recursos en sectores cruciales como la agricultura, la energía, la salud y el transporte. Por lo tanto, contar con proyecciones estacionales precisas puede resultar en un ahorro económico de millones de dólares y ayudar a salvar miles de vidas a través de una mejor preparación y respuesta ante desastres naturales.
En otro aspecto, la OMM informa que no se anticipa la llegada de El Niño, fenómeno conocido por alimentar ciclones tropicales en el Pacífico y aumentar las precipitaciones, lo que incrementa el potencial de inundaciones en diversas regiones de América y otros lugares del mundo. Esta situación destaca la importancia de seguir de cerca las condiciones climáticas y su evolución, ya que pueden tener efectos profundos en la economía y en la vida de millones de personas.
A medida que se desarrollen estos fenómenos, la comunidad internacional deberá permanecer atenta y reaccionar adecuadamente, utilizando la información meteorológica para implementar acciones preventivas y mitigar su impacto. La capacidad de anticipar y gestionar estos desafíos climaticos es esencial para asegurar un futuro más estable y seguro.
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