Una propuesta fue presentada por la Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (AMEXHI), que sugiere al gobierno de la Ciudad de México considerar la reactivación de la técnica conocida como fracking, para producir energía eléctrica en la región. Esta técnica es ampliamente controversial entre ambientalistas y comunidades locales, debido a su impacto en los recursos hídricos y los posibles riesgos sísmicos que puede causar.
El fracking es una técnica utilizada en la extracción de gas y petróleo, que implica la inyección de agua, químicos y arena a alta presión en la roca subterránea, con el fin de liberar los hidrocarburos atrapados en su interior. En el caso de la Ciudad de México, AMEXHI argumenta que se podrían utilizar los depósitos de esquistos en la cuenca de México para producir gas natural y, por lo tanto, generará energía eléctrica.
Aunque AMEXHI asegura que el fracking es seguro y que generaría empleos y reduciría la dependencia de energía importada, los detractores señalan que la técnica podría poner en peligro los recursos hídricos de la zona, ya que el agua utilizada en el proceso se contamina con químicos tóxicos y metales pesados, además de que la industria de petróleo y gas es una complicada y peligrosa actividad que constantemente ha reportado derrames y fugas.
La discusión sobre el uso del fracking no es nueva, pero este llamado de la industria se produce después de que la Ciudad de México prohibió la técnica en el año 2017. La medida fue apoyada por organizaciones ambientales y conocidas figuras del mundo del cine como Gael García Bernal y Leonardo DiCaprio. Las críticas contra el fracking también han sido presentadas en todo el mundo, incluyendo en países como Reino Unido y Estados Unidos, donde la técnica se ha utilizado desde hace años.
El uso del fracking es un tema delicado, ya que hay pros y contras, y es importante sopesar ambos lados antes de tomar una decisión. La AMEXHI tiene sus razones para promocionar la técnica, pero también hay que considerar los impactos que puede tener en la región y en el medio ambiente. Por lo tanto, es necesario que el gobierno de la Ciudad de México revise cuidadosamente esta propuesta y consideren todas las alternativas disponibles para producir energía limpia y segura para la ciudad y el resto del país.
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