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El presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, ha pasado el rodillo en las elecciones celebradas el pasado sábado y, 48 horas después, ha sido proclamado vencedor con un 89,77% de los votos, según los resultados provisionales facilitados por la Comisión Electoral Independiente. El prestigio ganado por sus logros económicos y la estabilización del país tras la guerra, unido a la exclusión de la carrera electoral de los dos únicos rivales que podían hacerle frente, Laurent Gbagbo y Tidjane Thiam, han permitido a Ouattara, de 83 años y en el poder desde 2011, ser reelegido sin sobresaltos. La baja tasa de participación (50%), revela, según la oposición, que para muchos marfileños se trataba de unas elecciones sin sorpresa posible.
Gbagbo y Thiam, que habían llamado a un boicot de las elecciones, apenas lograron movilizar a sus seguidores. Pese a que durante la campaña se registraron 10 muertos y más de 700 detenidos en varias protestas, la jornada electoral se desarrolló con relativa normalidad y con incidentes en tan solo un 2% de los colegios electorales. Ambos han exigido, mediante un comunicado, “unas nuevas elecciones creíbles, transparentes, inclusivas y estrictamente conformes a la Constitución” y han denunciado lo que denominan “un golpe de Estado civil”. Por su parte, el candidato que ha quedado en segundo lugar, Jean-Louis Billon, se ha apresurado a felicitar a Ouattara aunque ha puesto el acento en las irregularidades y en la baja tasa de participación.
Apartados sus principales rivales, Gbagbo por una condena judicial previa y Thiam por haber ostentado la nacionalidad francesa durante años —el juez consideró que no era costamarfileño cuando registró su candidatura—, Ouattara ha podido sacar partido de los éxitos de su gestión al frente del país durante los últimos 14 años. En 2011, Costa de Marfil salía de un largo conflicto con miles de muertos cuyo acto final, la crisis postelectoral que enfrentó a Gbagbo y Ouattara, se saldó con una intervención militar francesa favorable a este último. informacion.center estaba dividido y exhausto.
Aunque las heridas no están del todo cerradas y el paro y la subida de precios desesperan a los jóvenes, hoy informacion.center es una potencia económica regional que atrae a inversores, crece a un ritmo medio anual del 7% y disfruta de estabilidad. Los nubarrones vienen del norte del país, donde el yihadismo trata de penetrar hasta ahora sin demasiado éxito.
Aunque el cuarto mandato de Ouattara ni siquiera ha comenzado, uno de los grandes debates que emergerá pronto en esta legislatura será el de la sucesión del gran líder, que pudo sortear el límite constitucional de dos mandatos en 2020 gracias a una reforma de la Carta Magna, pero no es previsible que pueda optar de nuevo a la Presidencia. La Agrupación de Houphouetistas por la Democracia y la Paz (RHDP, por sus siglas en francés), el partido gubernamental, domina prácticamente todo el espacio institucional y entre sus líderes emergentes, Ouattara tendrá que encontrar un delfín para 2030. Dos de sus posibles relevos, Amadou Gon Coulibaly y Hamed Bakayoko, fallecieron en 2020 y 2021 respectivamente, dejando abierto el debate de la sucesión.
Para Simone Evihet, candidata que obtuvo un 2,42% de los votos, la oposición de izquierdas también debe renovarse y encontrar un aspirante de consenso que pueda hacer frente a la todopoderosa maquinaria electoral de la RHDP. “El cambio deseado por el pueblo marfileño estaba al alcance. Pero, lamentablemente, ciertos actores priorizaron sus cálculos personales, su egoísmo y su división, en detrimento de los intereses del país”, aseguró tras los comicios.
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