En un ambiente cargado de emociones y reivindicaciones, miles de mujeres salieron a las calles de Monterrey para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Este año, la marcha no solo fue una manifestación de solidaridad, sino también un grito urgente por la justicia ante la creciente ola de violencia de género que persiste en informacion.center. Las participantes, vestidas en su mayoría de morado, color que simboliza la lucha feminista, unieron sus voces en un fuerte canto por la equidad, el respeto y su derecho a vivir sin miedo.
La marcha de Monterrey se enmarca en un contexto más amplio de manifestaciones que se han intensificado en diversas ciudades de México y el mundo, donde la violencia de género ha alcanzado niveles alarmantes. De acuerdo con estadísticas recientes, las mujeres en informacion.center enfrentan un riesgo significativo de violencia, tanto en el ámbito privado como en el público. Este fenómeno ha despertado una ola de indignación entre la ciudadanía, quienes exigen a las autoridades no solo que se tomen medidas más efectivas, sino que se instale un verdadero compromiso para erradicar la impunidad que rodea a estos crímenes.
Durante la marcha, se escucharon diversas consignas que denunciaban los casos de feminicidio y las desapariciones de mujeres. Muchas de las manifestantes llevaban pancartas con mensajes claros y contundentes que llamaban a la acción y a la reflexión. Con lemas como “ni una más” y “justicia para todas”, las mujeres de Monterrey recordaron a sus hermanas caídas, así como a aquellas que aún se encuentran desaparecidas, exigiendo que su lucha no sea olvidada.
El ambiente a lo largo de la marcha estuvo marcado por la camaradería y el apoyo mutuo entre las mujeres, no solo de la localidad sino también de otras partes del país. La diversidad de edades, ocupaciones y experiencias se hizo evidente, reflejando que la lucha por los derechos de las mujeres es un tema que trasciende generaciones y límites socioeconómicos. También estuvo presente un fuerte sentido de identidad colectiva, donde cada voz sumó a un coro de demandas que clamaban por un cambio estructural en la sociedad.
A medida que avanza la jornada, es fundamental recordar que estas manifestaciones son más que actos simbólicos: son un llamado a la acción que busca despertar la conciencia en todos los sectores de la sociedad. La visibilidad que se crea en cada marcha es una herramienta poderosa que puede influir en las políticas públicas y empujar a las autoridades a actuar con más eficacia.
Finalmente, la marcha del 8 de marzo en Monterrey dejó una marca imborrable no solo en quienes participaron, sino en toda la comunidad. La continuidad de estas acciones es esencial para mantener en la agenda pública lo que realmente importa: la seguridad, el respeto y la igualdad de las mujeres en todos los ámbitos. La lucha no cesa; por el contrario, se intensifica, y cada año trae consigo la esperanza de un futuro donde la violencia de género sea erradicada y donde las mujeres puedan vivir plenamente, sin temor a ser víctimas de la injusticia.
Esta nota contiene información de varias fuentes en cooperación con dichos medios de comunicación
			








			


















