En un escenario marcado por la dolorosa búsqueda de personas desaparecidas, Vicente Fox, ex presidente de México, ha expresado su apoyo a las madres buscadoras de Teuchitlán, Jalisco. Estas valientes mujeres, que han tomado la iniciativa para encontrar a sus seres queridos, enfrentan no solo el vacío informativo del Estado, sino también la creciente frustración por la falta de respuestas y acciones efectivas ante uno de los problemas más acuciantes del país.
Durante un reciente encuentro en el mismo municipio, Fox hizo hincapié en la necesidad de que las autoridades ofrecieran respuestas tangibles a las demandas de las buscadoras. Enfatizó que el sufrimiento y la angustia que estas mujeres padecen son inaceptables, y que, en lugar de confrontar sus necesidades, el sistema les ha presentado lo que él califica como “montajes” en lugar de soluciones reales. Esta observación resuena en un contexto donde las familias de personas desaparecidas a menudo se encuentran solas en su lucha, ante la ineficacia y la burocracia del sistema judicial y de seguridad.
La situación de las buscadoras de Teuchitlán es un reflejo de una problemática nacional más amplia. Las cifras de personas desaparecidas en México continúan en aumento, lo que genera un ambiente de impunidad y desesperanza. Las familias, en su incansable búsqueda, han recurrido a formar colectivos y movimientos que, aunque nacieron de la desesperación, se han transformado en plataformas de visibilidad y exigencia para un cambio significativo en la política de seguridad del país.
Fox también se refirió a la necesidad de un enfoque más humano y compasivo en la atención a estas causales. Aseguró que las mujeres, que en su mayoría lideran estas búsquedas, necesitan no solo apoyo emocional, sino también políticas efectivas que garanticen su seguridad y fortalezcan la confianza en las instituciones. Resaltó que la interacción entre el gobierno y los colectivos de buscadoras debería ser más colaborativa, acercando la toma de decisiones hacia quienes realmente lo requieren.
Este llamado, aunque no necesariamente nuevo, subraya la relevancia de dar voz a quienes más perjudicados han sido por la crisis de desaparecidos en México. La lucha de estas madres no es solo por la localización de sus seres queridos, sino por justicia y verdad en un contexto donde los derechos humanos han sido sistemáticamente vulnerados.
Como sociedad, es imperativo que se escuche el mensaje de angustia y esperanza de las buscadoras. La atención a sus demandas no debe limitarse a un tema de interés político pasajero, sino que debe convertirse en un compromiso continuo que involucre a toda la sociedad y que responda con acciones concretas. Las madres buscadoras merecen respuestas reales y la sociedad en su conjunto debería unirse para exigir un cambio que ofrezca más que palabras y bien intencionadas declaraciones. La desaparición forzada es un fenómeno que ha afectado a miles de familias, y la búsqueda de justicia y verdad no puede esperar más.
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