Las tensiones entre el partido Morena y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) se encuentran en un punto crítico, y en lugar de atenuarse, parecen aumentar a medida que se acercan las elecciones de 2027. Esta dinámica se hace evidente en estados como San Luis Potosí, Quintana Roo y Guerrero, con Querétaro sumándose recientemente a la lista de fricciones. En este contexto, el PVEM está posicionando a su diputado federal, Ricardo Astudillo, con el objetivo de postularse para la gubernatura, compitiendo directamente con las aspiraciones de Morena, que tiene a Santiago Nieto como su candidato en esa misma entidad.
El líder nacional del PVEM, Arturo Escobar, ha sido claro al afirmar que, aunque existe una alianza con Morena a nivel nacional, Querétaro se considera un estado opositor. Las aspiraciones de Astudillo están ganando terreno, y a su juicio, cuenta con un “perfil excepcional” para liderar la boleta electoral en 2027.
A pesar de que todavía queda tiempo para las elecciones, el PVEM continúa promoviendo a figuras en varios estados donde se llevarán a cabo elecciones locales. En este sentido, la situación en Querétaro es particularmente crítica dado que la falta de unidad podría facilitar una victoria del PAN, especialmente en un contexto político competitivo.
Además, las desavenencias no son exclusivas de Querétaro; otras regiones como Tamaulipas, Zacatecas y San Luis Potosí también están experimentando fricciones entre estos dos partidos. En San Luis Potosí, por ejemplo, la ruptura entre la 4T y sus aliados podría ser aprovechada por el ecologismo local, poniendo en riesgo las aspiraciones de Morena.
Mientras tanto, desde el oficialismo, se intenta asegurar la unidad y el respaldo hacia la presidenta Claudia Sheinbaum, aunque las divergencias parecen estar cobrando fuerza. La situación se complica aún más al recordar las recientes tensiones entre el PT y Morena en Veracruz, que dejaron un legado de desconfianza en la coalición.
A medida que estas tensiones se desarrollan, el aprendizaje de los errores del pasado se vuelve fundamental para las estrategias electorales futuras. La interacción entre las distintas corrientes políticas y las dinámicas locales determinará cómo se desenvuelven las elecciones de 2027. La ansiedad por el futuro político es palpable, ya que la falta de cohesión podría cambiar drásticamente el panorama electoral en varias entidades clave.
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