En un contexto donde la lucha contra la narcocorrupción se intensifica, el presidente Donald Trump ha tomado la delantera al presionar al Gobierno de México para que inicie investigaciones contra funcionarios vinculados al crimen organizado. Según informes de la agencia Reuters, esta presión ha sido ejercida en múltiples ocasiones por el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, durante reuniones bilaterales con funcionarios mexicanos.
El interés de la administración estadounidense es claro: buscar el procesamiento y posible extradición de políticos que, presuntamente, mantienen conexiones con el narcotráfico, particularmente aquellos pertenecientes al partido Morena de la presidenta Claudia Sheinbaum. Estas solicitudes han estado acompañadas de amenazas de nuevas tarifas comerciales si las autoridades mexicanas no actúan de manera contundente, lo que agrega un nivel de urgencia a la situación.
En el marco de esta dinámica, México ha visto antecedentes que reflejan la seriedad de esta medida. Recientemente, el Departamento de Estado de EE. UU. incluyó en su lista negra a la expresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y en febrero pasado, se realizó la extradición de 29 capos mexicanos a territorio estadounidense. Este contexto resuena en el desarrollo de la política de seguridad de México y las relaciones binacionales.
Con información también sobre la retirada de visas estadounidenses a figuras morenistas como la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar, y los posibles expedientes abiertos contra los gobernadores de Sinaloa y Tamaulipas, Rubén Rocha Moya y Américo Villarreal, respectivamente, se retrata un panorama complejo. Además, se han mencionado incluso miembros del gabinete de Sheinbaum en estas investigaciones.
El clima de tensión se intensificó justo antes de la reunión programada entre el subsecretario de Estado estadounidense, Christopher Landau, y el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente. El encuentro, con la seguridad reforzada por agentes del Servicio Secreto, abordará temas cruciales como la seguridad, el comercio y la migración. Todo esto ocurre en un marco donde la administración de Trump, a través de su secretaria de Seguridad, Kristi Noem, ha señalado a Sheinbaum como responsable de disturbios en el centro de Los Ángeles.
Los días por venir son cruciales para comprender cómo se desarrollarán estas interacciones y las implicaciones que tendrán en las relaciones México-Estados Unidos y en la política interna mexicana.
Esta nota contiene información de varias fuentes en cooperación con dichos medios de comunicación