El secretario de Organización de Morena, Andrés Manuel López Beltrán, se encuentra en una etapa de reinvención tras el revés electoral que sufrió su partido en las elecciones municipales de Durango. A pesar de que su candidato, José Ramón Enríquez, quedó en un distante tercer lugar, lejos de la alianza entre el PRI y el PAN, y de Movimiento Ciudadano, López Beltrán busca rápidamente pasar página y recuperar el control de la narrativa política.
En un intento por revitalizar la imagen de Morena y su propia figura, el hijo del expresidente ha iniciado una gira nacional. Esta nueva estrategia incluye visitas a varios estados, donde se propone acelerar un ambicioso proceso de afiliación: sumar diez millones de personas a las filas del partido guinda. Este objetivo busca erigir a Morena como el aparato político más grande de América Latina.
Hasta el momento, López Beltrán ha liderado encuentros en Tlaxcala, Puebla, Ciudad de México y Tijuana, reuniéndose con simpatizantes y evaluando el avance en la incorporación de nuevos militantes. Se espera que la presidenta del partido, Luisa María Alcalde, se sume a esta gira en fechas aún por determinar, lo que añade un peso institucional al empeño.
Sin embargo, esta presión por alcanzar la meta deseada también trae consigo tensiones internas en el partido. Los resultados poco favorables de las recientes elecciones han causado preocupación en algunas áreas, donde se cuestiona el enfoque en la afiliación en detrimento de otros compromisos, como los comicios de junio. Este contexto ha llevado a que algunos dirigentes analicen las declaraciones de López Beltrán, quien afirmó que su nombre representa su “legado”, sugiriendo una conexión directa con la imagen pública de su padre.
A pesar de los desafíos y las críticas, el enfoque está claro: fortalecer la membresía de Morena y restaurar la confianza en su liderazgo. La meta es desafiante, pero el impulso de López Beltrán por transformar esta adversidad en una oportunidad podría ser clave para el futuro del partido y para su figura como potencial candidato en las elecciones de 2027.
Este panorama, en constante evolución, sugiere que la afiliación y la estrategia política serán fundamentales en los próximos meses, mientras el partido busca recuperarse de la pérdida en Durango y reorientar su imagen de cara al electorado.
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