El arresto del boxeador César Chávez Jr., vinculado al Cártel de Sinaloa, llega como un brote más en la semana de tensiones entre México y Estados Unidos. Estas tensiones se han acentuado debido a las recientes acusaciones del Tesoro estadounidense contra bancos mexicanos, las críticas desde el Palacio Nacional sobre el acuerdo de Ovidio Guzmán y la propuesta impositiva sobre las remesas. Ahora, se suma la posible deportación de una figura pública, lo que augura una escalada en los conflictos bilaterales.
Dentro de este contexto, se hace evidente que la administración de Donald Trump tiende a actuar de manera unilateral, lo que genera preocupación entre los diplomáticos mexicanos. En círculos cercanos al embajador Esteban Moctezuma, se contempla la posibilidad de que Estados Unidos decida retirar el visado a un miembro del gabinete de Claudia Sheinbaum como mecanismo de presión adicional. Esta incertidumbre se intensificó esta semana en Washington, donde circuló información señalando que Trump había ordenado el retiro de visas para varios integrantes del gabinete del presidente colombiano Gustavo Petro, justo cuando su canciller renunció sin ofrecer explicaciones.
Los diplomáticos mexicanos también se inquietan por la postergación de la visita de Marco Rubio a la Ciudad de México y el retraso en la recepción de funcionarios mexicanos en Washington, quienes tienen la misión de abordar las tensiones con el Tesoro. Todo esto se desarrollaba en paralelo a la aprobación del presupuesto de Trump, el cual incluye una cifra desorbitante destinada a la deportación de migrantes, superando también el presupuesto del ICE, el FBI y la DEA combinados.
En esta atmósfera de incertidumbre, el embajador Ron Johnson ha afirmado que no se contemplan acciones extremas como el retiro de visados, sin embargo, la percepción local es que cualquier reclamo formal puede ser respondido de manera contundente. Moctezuma comprende que, aunque existen canales de comunicación entre ella y Trump, hay un ala dentro del equipo republicano que busca sabotear cualquier acercamiento. Esta facción incluye figuras influyentes como la secretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem, y la fiscal general, Pam Bondi, quienes caracterizan a México como un adversario.
Este sector del gobierno de Trump argumenta que hay una colusión entre el Gobierno mexicano y el crimen organizado, lo que explica la negativa de Sheinbaum a permitir operaciones militares estadounidenses en su territorio. Esta oposición se señala como el origen de muchos de los conflictos actuales, especialmente en lo que respecta a la reticencia de México a compartir información sensible.
La situación, marcada por la inestabilidad en las relaciones bilaterales y la incertidumbre política, abre un panorama complejo para ambos países y plantea muchas interrogantes sobre la dirección que tomarán sus interacciones en el futuro cercano. Las tensiones no solo afectan a las figuras públicas, sino que también impactan a la población en general, que sigue de cerca cada movimiento en esta intrincada danza diplomática.
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