En el año 14 después de Cristo, en pleno apogeo del Imperio Romano, un miembro del Senado cobraba 37.975 sestercios, cifra que equivalía a 100 veces la nómina media de esa época, según la investigación del Global Price and Income History Group, un colectivo de académicos pertenecientes a la Universidad de California. Han pasado 2.000 años de civilización desde entonces y el ser humano ha hecho innumerables avances en múltiples campos. Sin embargo, en la lucha por corregir la desigualdad salarial entre la élite económica y los trabajadores el margen de mejora es aún muy alto. En 2021, los consejeros ejecutivos mejor pagados de las empresas del Ibex 35 cobraron de media 4,21 millones de euros, cantidad que supone 75,95 veces más que los 55.484 euros que percibieron los empleados de las empresas que dirigen.
Lejos de corregirse, la desigualdad salarial en los grandes grupos cotizados se está cronificando, según confirma la décima edición del informe de retribuciones que elabora en exclusiva informacion.center con los datos enviados por las compañías a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La brecha de 2021 es ligeramente inferior a la de 2020 —entonces la diferencia entre los primeros espadas empresariales y sus trabajadores fue de 79,7 veces—, pero hay que tener en cuenta que hace dos años los dos consejeros ejecutivos de Acciona cobraron un total de 57 millones gracias a un bonus que incluía la entrega de una bodega de la familia Entrecanales. Sin este factor distorsionador, la distancia salarial en el año de la pandemia se hubiera quedado en 62 veces.
En la democracia capitalista, los que tienen la última palabra sobre si los consejeros y directivos de las compañías generan el suficiente valor para justificar las remuneraciones que perciben son los accionistas. Y estos empiezan a emitir señales de hartazgo. En las juntas de las compañías del Ibex 35 que se celebraron el pasado año, los informes de retribuciones recibieron una oposición media del 10,62% del capital presente o representado en la asamblea, casi dos puntos porcentuales más que los votos de castigo de 2020. Aconsejados por los asesores de voto o proxy advisors, los grandes fondos de inversión y de pensiones muestran en un número cada vez mayor de ocasiones su descontento con los sueldos. Esta es una tendencia de combustión lenta —se inició en 2012 con la denominada “primavera de los accionistas”—, pero va cogiendo forma año tras año. De hecho, en las juntas que se han celebrado en 2022 ha crecido de manera importante el rechazo al informe de retribuciones en compañías como Telefónica, Banco Sabadell o BBVA, entre otras.
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