El escenario político en Sinaloa se intensifica mientras el gobernador Rubén Rocha se adentra en la planificación de su proyecto sucesorio con una clara perspectiva de género. La diputada local María Teresa Guerra Ochoa surge como una de las candidatas más destacadas para enfrentar a la senadora Imelda Castro, quien cuenta con una estrecha relación con el Palacio Nacional.
Guerra Ochoa no es una desconocida en el ámbito político; su trayectoria en el PRD y el respaldo de su hermano, exfuncionario bajo el gobierno de Mario López Valdez, la posicionan favorablemente en este contexto. A pesar de que Sinaloa atraviesa un periodo complicado marcado por la violencia, Rocha persiste en su intento de mantener el control sobre la sucesión, sembrando indicios de sus preferencias en los últimos meses. Entre las figuras visibles se encuentran también el alcalde de Culiacán, Juan de Dios Gámez, y la diputada Guerra.
Por otro lado, la diputada federal Graciela Domínguez, exsecretaria de Educación y aliada cercana del secretario de Gobierno Feliciano Castro, se presenta como otra posibilidad. Su reciente Informe en Mazatlán, con la presencia de la plana mayor del gobierno estatal, subraya su relevancia en el entramado político actual.
Inicialmente, el plan estaba orientado hacia el senador Enrique Insunza, pero su supuesta vinculación con el crimen organizado ha hecho que este grupo se replantee la viabilidad de esa opción. Esta situación se ve agravada por las tensiones con Estados Unidos, lo que ha llevado al gobernador a evitar desplazamientos al norte, incluso cancelando compromisos familiares en Arizona por el temor a problemas legales.
En el ámbito político, Rocha se siente respaldado dentro de México, aunque se enfrenta a un entorno presidencial que lo considera un elemento problemático. Sin embargo, su narrativa sobre el financiamiento de su campaña en 2021, vinculada a Andrés Manuel López Obrador, parece actuar como un escudo protector en medio de las controversias.
En las reuniones de seguridad, Rocha a menudo menciona situaciones críticas que afectan a otros gobernadores morenistas, como Javier May en Tabasco y Rocío Nahle en Veracruz, con el fin de argumentar que la violencia es un fenómeno sistémico que trasciende las fronteras de Sinaloa.
El panorama se complica aún más dada la incertidumbre sobre si la senadora Castro será realmente el proyecto respaldado por Palacio Nacional. Mientras tanto, Alfonso Ramírez Cuellar busca desactivar las tensiones legales que afectan al alcalde Gerardo Vargas y el secretario de Hacienda, Edgar Amador, mantiene conversaciones en el estado con miras a establecer un proyecto electoral.
Con la situación política local y nacional en constante evolución, Sinaloa permanece como un escenario crucial para observar el desarrollo de las dinámicas de poder y las estrategias electorales en un contexto cada vez más polarizado.
Esta nota contiene información de varias fuentes en cooperación con dichos medios de comunicación




























