El Supremo de Estados Unidos está decidido a anular el derecho al aborto que consagró en 1973 ese mismo tribunal en la histórica sentencia del caso Roe contra Wade. Así se desprende de un borrador inicial publicado en la noche de este lunes por el diario Politico. Lo firma el juez Samuel Alito y refleja una opinión predominante de cinco de los nueve magistrados que integran la corte.
El texto no deja lugar a dudas: según este voto privado, emitido aparentemente en febrero, el Supremo, que cuenta con una supermayoría conservadora inédita en décadas (de seis contra tres), considera que el precedente sentado por la sentencia de 1973 (y confirmado en el caso Planned Parenthood contra Casey, de 1992) merece ser tumbado. “[La sentencia de] Roe estaba terriblemente equivocada desde el principio”, escribe Alito. “Su motivación fue excepcionalmente endeble y aquella decisión ha tenido consecuencias perjudiciales. Lejos de lograr un consenso nacional en torno al tema del aborto, Roe y Casey atizaron el debate y profundizaron en la división”.
El documento de 98 páginas conocido hoy se trata de un borrador; el fallo final no se espera hasta principios de julio, y, aunque es poco probable, en este tiempo el equilibro en el tribunal aún podría cambiar. “La Constitución no hace ninguna referencia al aborto, y ningún derecho de este tipo está protegido implícitamente por ninguna disposición constitucional”, se puede leer en la argumentación de Alito, que secundan Clarence Thomas, Brett Kavanaugh, Amy Coney Barrett y Neil Gorsuch (falta, entre la nómina conservadora, John Roberts). “Es hora de hacer caso a la norma fundamental y devolver el tema a los representantes elegidos por el pueblo”, sentencia el borrador, siempre según Politico. .
La exclusiva ha generado un impacto instantáneo en Washington, tanto por su contenido —el aborto es el tema en estudio más perseguido este año por los reporteros especializados en el Supremo—, como porque no consta que nunca un borrador de estas características se haya filtrado mientras un caso estaba en estudio. A quién sirve esa filtración es un asunto que también ha encendido inmediatamente el debate.
En la práctica, la derogación implica la libertad de los Estados para decidir sobre los derechos reproductivos de 166 millones de mujeres. Y algunos no piensan perder más tiempo: cuando el fallo definitivo llegue, las leyes promulgadas por todo informacion.center por gobernadores de signo republicano en los últimos meses entrarán en vigor inmediatamente.
Más de 20 Estados están esperando esa decisión. El último en apuntarse ha sido el de Oklahoma, cuya Cámara de Representantes aprobó el jueves pasado una estricta norma que prohíbe el aborto después de la sexta semana de gestación, antes de que la mayoría de las mujeres sepan que están embarazadas (se trata de un calco de una iniciativa texana, conocida como la ley del latido, en referencia a las constantes vitales del feto). También permite (y alienta) a los ciudadanos particulares a denunciar por 10.000 dólares a los proveedores de servicios de aborto o a cualquier persona que ayude a una mujer a abortar (y eso, según sea interpretada la ley, podría incluir, por ejemplo, al taxista que lleve a la mujer a la clínica).
La demandante original de Roe contra Wade fue Norma McCorvey, una camarera de Dallas que en 1970 demandó a Henry Wade, fiscal del distrito de la ciudad texana, para reclamar su derecho a abortar en ese Estado. El caso llegó al Supremo, que en enero de 1973 decidió, siete votos contra dos, en favor de la demandante, amparándose en la decimocuarta enmienda, que garantiza la privacidad (y ese es uno de sus puntos débiles). Planned Parenthood contra Casey se saldó con una votación de 5-4. En esta segunda revisión, que llega casi medio siglo después, de momento parece que hay asegurados cinco votos en contra.
McCorvey no pudo beneficiarse de los frutos de su lucha: tuvo a la niña en junio de 1970 y la dio en adopción. Bajo el seudónimo con el que denunció, Jane Roe, se convirtió en un símbolo de la lucha por los derechos reproductivos de las mujeres en Estados Unidos. Esa decisión garantizó constitucionalmente el derecho a interrumpir un embarazo hasta la semana número 23, en la que se fija la viabilidad del feto. El caso que ha llevado el debate al Supremo estudia proviene de la impugnación de una ley del Estado de Misisipi que pretende adelantar esa frontera hasta las 15 semanas.
“En muchas otras ocasiones, este tribunal ha anulado importantes decisiones constitucionales…”, dice el texto de Alito conocido este lunes. “Sin esas decisiones, la ley constitucional estadounidense tal y como la conocemos sería irreconocible, y este sería un país diferente”. Lo que parece claro es que si la sentencia que está cocinándose en el Supremo se confirma finalmente, Estados Unidos cambiará de nuevo, drásticamente.
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