Dentro del Partido del Trabajo (PT), las aguas están revueltas. La tradicional alianza con el movimiento de Morena, que hasta ahora había prevalecido, se ha convertido en un foco de tensión, liderado por Reginaldo Sandoval, actual coordinador de los diputados del PT en San Lázaro. Este malestar se materializa en lo que algunos han catalogado como una rebelión interna.
Sandoval ha señalado que la relación con Morena se encuentra “fría” y “congelada”. Esto se hace evidente en el contexto de las próximas elecciones locales en Durango y Veracruz. En Durango, continuarán juntos, pero en Veracruz el PT competirá de manera independiente. Estas decisiones surgen de la percepción de “soberbia” dentro de Morena, donde Sandoval subrayó que los morenistas parecen sentirse invencibles.
Este descontento ha alcanzado un clímax notable; durante el reciente Congreso Nacional del PT en la Ciudad de México, el senador Gerardo Fernández Noroña fue abucheado y obligado a abandonar el evento. Su anuncio de unirse a la bancada de Morena poco después de haber llegado al Senado representando al PT provocó la indignación entre los asistentes, quienes no dudaron en manifestar su descontento.
El descontento no se limita a Noroña. En el seno del PT, ha comenzado a aflorar un sentimiento anti-morenista que podría tener repercusiones significativas a medida que avancen las elecciones. Las voces dentro de la cúpula del PT sugieren que también hay desagrado con Carlos Augusto Morales, secretario particular de la presidenta Claudia Sheinbaum. Morales había prometido, desde enero, respaldar a operadores del PT en la obtención de delegaciones del IMSS y el ISSSTE, promesas que hasta el momento no se han materializado, mientras que sus aliados dentro de Morena han sido favorecidos.
La desconfianza feltida por los petistas también se ve acentuada al comparar el trato que reciben con el de otros aliados, como el Partido Verde, que ha disfrutado de múltiples beneficios, incluidos varios gobiernos estatales y curules en el Congreso.
Las demandas de una mayor equidad y representación por parte del PT resuenan con fuerza, ya que insisten en que, de no contar con espacios en las gubernaturas, al menos deberían tener control sobre alguna de las 32 superdelegaciones del Bienestar o sobre delegaciones fundamentales como las del IMSS y el ISSSTE. En una política que se torna cada vez más competitiva y estratégica, los próximos pasos del PT y su relación con Morena serán cruciales para el panorama electoral futuro.
Esta situación demuestra que, aunque las alianzas puedan parecer sólidas, las dinámicas internas y las percepciones de poder pueden alterar radicalmente el equilibrio en la política mexicana. Lo que sucederá a continuación podría cambiar el rumbo de estas dos fuerzas políticas en el futuro cercano.
Esta nota contiene información de varias fuentes en cooperación con dichos medios de comunicación




























