Este sábado, un medio de comunicación israelí reveló un informe que ha captado la atención internacional, sugiriendo vínculos inquietantes entre empresarios y el último mandato del expresidente mexicano. Avishai Neriah y Uri Ansbacher, los mencionados en el reportaje, afirmaron haber realizado una considerable inversión en la campaña presidencial a cambio de beneficios substanciales que incluyen contratos con NSO Group, famosa por desarrollar el sistema de espionaje Pegasus, que ha sido objeto de controversia por su uso en la vigilancia de periodistas y activistas.
El artículo titulado “Invertimos 25 millones de dólares en el presidente: El arbitraje secreto que revela cómo Avishai Neriah y Uri Ansbacher se repartieron México”, destaca que la trama de corrupción podría haberse gestado desde 2012, durante la administración de Enrique Peña Nieto. Según la información obtenida por el periodista Gur Meggido, lo que empezó como un arbitraje privado resurgió como un conflicto civil, exponiendo un entramado de influencias y poder consolidado a través de contactos gubernamentales.
Aunque el nombre de Peña Nieto no se menciona abiertamente en los documentos, el reportaje insinúa su identidad utilizando términos como “personalidad”, “el hombre mayor” o “el N”. Frases como “el mandato del N” sugieren indirectamente su implicación, lo que ha suscitado una oleada de especulaciones sobre la corrupción en México.
La reacción del expresidente no ha tardado en llegar. A través de sus redes sociales, Peña Nieto descalificó las afirmaciones, calificándolas de infundadas y carentes de rigor periodístico. Resaltó que las afirmaciones son “totalmente falsas” y que hay una falta de evidencias que sustenten tales acusaciones. Su respuesta ha dejado entrever la tensión presente en el escenario político mexicano, en un momento en que el escrutinio sobre las pasadas administraciones es cada vez más rigoroso.
A medida que se desarrollan los acontecimientos, la implicación de personalidades clave y la revelación de supuestas prácticas corruptas podrían alterar el panorama político en México. La atención de la opinión pública se centra ahora en las repercusiones que estas acusaciones podrían tener, no solo para el expresidente, sino para la credibilidad de las instituciones. La discusión no parece que vaya a amainar pronto, dejando a muchos en informacion.center y en el extranjero a la expectativa de nuevos detalles y posibles consecuencias en el futuro cercano.
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