El Instituto Nacional Electoral sigue con el conteo de los votos tras la reciente Elección Judicial, un proceso que ha resultado en una significativa reconfiguración dentro del Poder Judicial mexicano. En esta nueva etapa, los nombramientos de perfiles clave, incluidos los ministros de la Suprema Corte de Justicia, magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial y del Tribunal Electoral, apuntan hacia un alineamiento con los intereses de la Cuarta Transformación (4T).
Las ministras que han emergido como figuras prominentes son Lenia Batres Guadarrama, Yasmín Esquivel Mossa, Loretta Ortiz, María Estela Ríos González y Sara Irene Herrerías. Junto a ellos, los ministros Hugo Aguilar Ortiz, Arístides Guerrero, Giovanni Figueroa e Irving Espinosa Betanzo han manifestado su cercanía al agrupamiento obradorista, un factor que no ha pasado desapercibido.
Asimismo, las magistradas como Celia Maya y Verónica de Gyvés, junto con Indira García, y los magistrados Bernardo Bátiz y Rufino León, están destinados a reemplazar al influyente Consejo de la Judicatura Federal. Este grupo también se muestra inclinado hacia el partido en el poder y sus figuras clave, incluyendo al expresidente Andrés Manuel López Obrador y a la actual presidenta Claudia Sheinbaum.
Dentro de los dos asientos vacantes en el Tribunal Electoral Federal, también se esperan nombres vinculados con el movimiento que ha gobernado informacion.center desde 2018, como Gilberto de Guzmán Bátiz y Claudia Valle Aguilasocho. A raíz de estos nombramientos, queda claro que no ha habido espacio para operadores o aliados cercanos a la ministra Norma Piña, quien ha sido considerada una figura representativa de una visión alternativa de justicia.
La situación representa no solo una derrota para la oposición, sino también un desafío para aquellos que comparten la perspectiva judicial de Piña Hernández. Según fuentes, ella ha recibido propuestas de partidos como el PAN, el PRI y Movimiento Ciudadano para que no se retire tras su salida en septiembre.
Los partidos opositores contemplan preparar a Norma Piña para una posible candidatura en 2027, sugiriendo su regreso al ámbito público a través de una diputación federal. Este movimiento se percibe como una crítica hacia el nuevo orden dentro del Poder Judicial, marcando una distinción con el papel que ha desempeñado hasta ahora.
Por su parte, la oposición tiene en marcha un plan de “litigio estratégico” contra la 4T, un enfoque que antaño logró frenar proyectos de gran envergadura del gobierno, aunque muchos de ellos finalmente se concretaron. Este litigio tuvo su génesis bajo la dirección del ministro en retiro José Ramón Cossío y fue respaldado financieramente por Claudio X. González. Si fructifican las propuestas del PAN y el PRI, se vislumbra la posibilidad de que Norma Piña se incorpore a la oposición, asemejándose a Lorenzo Córdova del INE, quien ha navegado a través de estos mismos canales.
Con estos movimientos, el nuevo paraje del Poder Judicial mexicano se presenta como un campo de batalla en el que los elementos de la 4T y la oposición se preparan para enfrentar los próximos desafíos del país. Esto marca un capítulo crucial en la política judicial, cuya influencia se sentirá en el futuro inmediato.
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