En un panorama donde el turismo es un pilar fundamental para la economía de Acapulco, la reciente recuperación del 75% de la oferta hotelera ha sido un signo de esperanza y resiliencia. A un año de la activación del programa de Ordenamiento Territorial y Sustentable (OTIS), que busca revitalizar la infraestructura turística de la zona, los resultados han sido visiblemente alentadores.
El sector hotelero, afectado por la pandemia y otros factores como los fenómenos naturales, ha encontrado en este programa una oportunidad para resurgir. De acuerdo con cifras oficiales, se ha logrado reactivar una parte significativa de las habitaciones que, durante los momentos más críticos, permanecieron cerradas. Esta reactivación no solo favorece a los propietarios de los establecimientos, sino que también ofrece un respiro a la economía local, que depende en gran medida del turismo.
Este avance no se limita a la simple reapertura de hoteles: se ha implementado un enfoque integral que incluye mejoras en la calidad del servicio y en la conservación del entorno natural que caracteriza a Acapulco. Iniciativas para promover la sostenibilidad y la protección ambiental están en marcha, buscando atraer a un tipo de turista más consciente y responsable. Al mismo tiempo, se están realizando esfuerzos por diversificar la oferta turística más allá de las playas, con propuestas culturales y deportivas que buscan reafirmar a Acapulco como un destino competitivo a nivel nacional e internacional.
La colaboración entre el gobierno local y el sector privado ha sido clave para el éxito del OTIS. Este esfuerzo conjunto ha permitido diseñar e implementar políticas que no solo fomentan la recuperación económica, sino que también garantizan un futuro sostenible para la industria turística. A medida que se aproxima la temporada alta, las proyecciones son optimistas; el flujo de turistas está aumentando, alimentado por campañas promocionales y la recuperación de rutas aéreas que facilitan el acceso a esta emblemática ciudad.
Los desafíos aún son evidentes, y no hay que perder de vista las lecciones aprendidas de la crisis. La adaptabilidad se vuelve crucial, y la capacidad de los destinos turísticos para innovar y evolucionar en tiempos de cambio será determinante en su éxito futuro. A medida que Acapulco avanza hacia nuevas metas, se afianza la idea de que un enfoque integral, que contemple la sostenibilidad y la calidad, puede ser la clave para no solo recuperar el terreno perdido, sino para construir un futuro más brillante y prometedor para todos los actores involucrados en la industria turística.
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