Las entidades del mercado medio ya contaban con una buena reputación por su agilidad, pero la crisis del COVID ha obligado a los directivos a un replanteo. Deben analizar aún con mayor detenimiento sus operaciones para dotarlas de una mayor capacidad de respuesta, afirma el Global Business Pulse de Grant Thornton.
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En sus esfuerzos por prepararse de cara al futuro, las entidades analizan sus operaciones actuales y se preguntan si son aptas para el futuro entorno de negocio. Para seguir siendo relevantes, las empresas deben aprender continuamente de sus operaciones y su entorno, y posteriormente ejecutar con rapidez los cambios, ya sea en el desarrollo de productos, en la mejora de la experiencia del cliente o en el crecimiento en nuevos mercados.
Frente a esta realidad, Marcelo Matilla, Gerente de administración y finanzas comenta: “cuando los financieros pensábamos tener todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas. ¿Cómo será la “nueva normalidad” ?, ¿qué cambios impactan o impactarán en nuestras organizaciones?, ¿cómo adecuarnos?, ¿cómo anticiparnos? La incertidumbre y la ambigüedad son ya normales y vivimos en un mundo “VICA” (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo). En la formulación de las respuestas, encontraremos una palabra común en todas, “adaptación”. Y este proceso de transformación cuenta con dos factores críticos de éxito, velocidad y calidad.”
Es que construir una organización resiliente implica vigilar de cerca nuestra cadena de suministro.
Las empresas deben tener en cuenta una serie de riesgos que pueden afrontar sus proveedores, incluidos los financieros, geopolíticos, económicos, comerciales y riesgos de interrupción de la actividad. Del mismo modo, aquellas empresas que deseen ampliar sus operaciones pueden conocer la solidez y resiliencia de potenciales proveedores de la cadena de suministro, ganando así en confianza en sus planes de expansión. En este sentido, el 34,9% de las empresas aseguran que tendrán que ser más resilientes en su cadena de suministro en la era post pandemia.
La pandemia también ha sacudido el carácter mundial de las cadenas de suministro, y algunos gobiernos son partidarios de que se pase a una producción más nacional para ganar seguridad. Basándose en sus propios análisis, las empresas tendrán que medir los riesgos y beneficios de contar con proveedores extranjeros y nacionales.
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Según la última edición de Global Business Pulse, el 46,2% de las empresas afirman que tendrán que mejorar la flexibilidad de sus organizaciones después del COVID-19. A nivel nacional este número se incrementa, alcanzando un 57%.
Entretanto, el 36,9% de los encuestados globales afirman que han empezado a planificar diferentes escenarios para mejorar la escala de sus operaciones en pos de la recuperación.
Revisar la cadena de suministro, vigilar los riesgos y desarrollar contingencias
El COVID-19 ha expuesto las deficiencias de las cadenas de suministro mundiales y, a medida que avanzamos hacia nuevas fases, las empresas están empezando a reevaluar cómo lanzan sus productos al mercado. De hecho, el 31,6% de las empresas indican que tendrán que utilizar canales de venta y distribución alternativos después de la crisis.
Esta nota contiene información de varias fuentes en cooperación con dichos medios de comunicación.