El reciente anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre un “ataque muy exitoso” a instalaciones nucleares en Irán ha desatado una serie de reacciones y análisis sobre el estado del programa nuclear iraní. Este ataque se centró especialmente en el sitio de Fordow, una de las varias instalaciones nucleares del país.
El programa nuclear de Irán está disperso en múltiples ubicaciones, muchas de las cuales han sido objeto de preocupación tanto para Estados Unidos como para sus aliados. A pesar de la amenaza constante de ataques aéreos, ciertos emplazamientos como Fordow están construidos bajo tierra, lo que les confiere una protección significativa.
Desde 2003, Estados Unidos y la ONU han sospechado que Irán mantenía un programa secreto de armas nucleares, algo que Teherán ha negado categóricamente. En 2015, Irán llegó a un acuerdo con potencias globales, aceptando restricciones a su actividad nuclear a cambio del levantamiento de sanciones. Sin embargo, tras la decisión de Trump de retirarse del pacto en 2018, Teherán comenzó a disminuir su cumplimiento, lo que ha suscitado temores por un aumento en su capacidad de enriquecimiento de uranio.
De hecho, Irán ha intensificado su programa de enriquecimiento, alcanzando niveles de hasta el 60% de pureza fisible, muy cerca del 90% que se requiere para armas nucleares. Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), informacion.center podría contar con suficiente material enriquecido para desarrollar hasta seis bombas nucleares, una situación que ha generado preocupación internacional.
La instalación de Natanz, crucial para el enriquecimiento de uranio de Irán, se encuentra en una llanura cerca de Qom. Este complejo, que alberga dos plantas de enriquecimiento, ha sido objeto de ataques y sabotajes en el pasado, debilitando su capacidad operativa. Por otro lado, el sitio de Fordow, excavado en una montaña, es considerado más resistente a bombardeos. En Fordow, Irán opera aproximadamente 2,000 centrifugadoras, de las cuales algunas están enriqueciendo uranio hasta un 60%.
Además de Natanz y Fordow, Irán cuenta con otras instalaciones significativas. En Isfahan, se localiza un importante centro tecnológico nuclear que incluye una planta de fabricación de combustible, donde se procesa uranio. También se está construyendo un reactor de investigación en Khondab, que originalmente era el reactor de Arak, con capacidad para producir plutonio, un material nuclear delicado.
En cuanto a la infraestructura nuclear en Teherán, existen instalaciones dedicadas a la investigación, así como la central nuclear de Busher, que opera con combustible ruso, lo que disminuye el riesgo de proliferación nuclear.
La escalada de tensiones en torno al programa nuclear iraní plantea interrogantes sobre la estabilidad regional y la seguridad internacional. A medida que Irán avanza en su enriquecimiento de uranio y aumenta su capacidad nuclear, la comunidad internacional deberá evaluar continuamente cómo manejar esta compleja situación, en un contexto donde los ataques y las negociaciones políticas juegan un papel crucial. La información presentada refleja la situación hasta el 21 de junio de 2025, y es esencial permanecer atentos a desarrollos futuros.
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