En los próximos días, la Cámara de Diputados se prepara para reanudar sus sesiones tras un extenso receso. Este regreso trae consigo intensas negociaciones y luchas internas entre los diferentes grupos parlamentarios, a medida que se delinean las posiciones de poder para la nueva Legislatura. Un nombre que resalta en este escenario es el de Ricardo Monreal, quien aboga por que Sergio Gutiérrez Luna, el actual presidente de la Cámara, ocupe el cargo de vicepresidente. Sin embargo, los recientes escándalos que han salpicado a Gutiérrez Luna complican su ascenso.
La intención de Monreal se entiende en el contexto de la Cámara baja: Gutiérrez Luna es uno de sus más cercanos aliados, elogiando su papel en la Cámara. Sin embargo, su posibilidad de ser vicepresidente no es tan segura debido a dos factores críticos. Primero, el descontento generado por revelaciones sobre sus lujosos viajes y asistencias a eventos como la Fórmula 1, así como las polémicas que involucran a su esposa, Diana Karina Barreras, conocida en el ámbito político como Dato Protegido.
Barreras, quien también es diputada por el PT, interpuso una denuncia que ha levantado fuertes voces de desaprobación tanto en la sociedad como dentro del propio partido. Su reclamo por una disculpa pública de una ciudadana ha sido tildado de excesivo por figuras prominentes como Claudia Sheinbaum. Además, las acusaciones sobre su ostentoso estilo de vida, reflejado en su vestimenta y joyas de alto valor, ponen en riesgo tanto su candidatura para la alcaldía de Hermosillo como la vicepresidencia que busca Gutiérrez Luna.
El segundo obstáculo para el ascenso de Gutiérrez Luna radica en la guerra interna dentro de Morena. Mientras Monreal presiona para que Gutiérrez Luna sea vicepresidente, otros sectores dentro del partido postulan a Dolores Padierna para el puesto, argumentando que su relación con Sheinbaum es más sólida y que su perfil femenino encaja mejor en una administración que ha priorizado el empoderamiento de las mujeres.
La distribución del poder en San Lázaro se definirá el 30 de agosto, cuando Monreal dirija una plenaria con el grupo parlamentario. Las tensiones están en el aire; una diputada oficialista lo ha señalado claramente. Desde el interior de Morena, se descarta que la presidencia caiga en manos de las panistas Kenia López Rabadán o Noemí Luna, señalando dificultades conforme a los estatutos del partido. Ante este panorama, la relevancia de la vicepresidencia se hace más notoria en la nueva Legislatura que iniciará en septiembre.
Es evidente que las próximas semanas serán decisivas para el futuro político de Gutiérrez Luna y, por extensión, para el equilibrio interno de Morena, que se enfrenta a nuevos desafíos en un ambiente cada vez más competitivo y cargado de expectativas. El desenlace de estas negociaciones será observado con atención, tanto por actores políticos como por la ciudadanía.
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