La controversia generada por los comentarios de Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica (FCE), ha sacudido el ámbito literario en México. Durante una transmisión de La Mañanera del Pueblo, Taibo II expresó su desdén hacia un poemario escrito por una mujer, tildándolo de “horriblemente asqueroso de malo” y cuestionando la necesidad de incluir su obra en espacios culturales. Estas declaraciones han sido condenadas por diversas senadoras, incluyendo a Malú Micher, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género del Senado, quien exige una disculpa pública por considerarlas “machistas y sesgadas”.
La reacción inmediata de Micher subrayó cómo las palabras de Taibo II no solo ofendieron a las mujeres, sino que también invisibilizan su producción literaria. Si bien reconoció la labor del autor como promotor de la lectura, enfatizó la importancia de que aprenda de este incidente y haga una rectificación, sugiriendo que el respeto a la labor femenina debe ser una prioridad en el ámbito cultural.
La senadora, representando a Morena en Guanajuato, añadió que los comentarios del director no fueron necesarios y destacó el impacto histórico y cultural que la literatura femenina ha tenido. Propuso que las secretarías de Cultura, tanto a nivel federal como local, destinen recursos para promover y documentar la obra de escritoras a lo largo de la historia.
Esta situación resalta la evidente tensión entre la celebración de la diversidad literaria y la persistente desigualdad de género en el reconocimiento de las voces femeninas. A medida que el debate avanza, la búsqueda de una disculpa y un reconocimiento adecuado puede ser un paso crucial hacia una mayor inclusión y respeto en la literatura mexicana.
La propuesta de Micher y de otras senadoras no solo busca remediar el daño causado, sino también plantear un camino hacia la visibilización y promoción de la literatura escrita por mujeres, lo que podría tener un impacto significativo en la forma en que se percibe y se aprecian las contribuciones femeninas al ámbito literario. Es esencial que el sector cultural reconozca estas dinámicas y trabaje activamente para fomentar un entorno de igualdad y respeto.
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