La reciente confirmación de una nueva mayoría de ministros en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) representa un cambio significativo en la dinámica del Poder Judicial en México. Este fenómeno, que ha capturado la atención tanto de la oposición como de sectores académicos, se enmarca dentro de la estrategia del gobierno de la Cuarta Transformación (4T) para consolidar un sistema judicial que funcione como una “correa de transmisión del poder político”.
Los nombramientos recientes muestran un patrón que prioriza la lealtad política sobre la independencia judicial. La mayoría de los nuevos ministros cuenta con antecedentes que evidencian su cercanía con el partido Morena y el Ejecutivo, habiendo ocupado roles en instancias clave como la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal y el Servicio de Administración Tributaria (SAT). Este acercamiento ha suscitado críticas entre especialistas y juristas, quienes advierten que la inclusión de figuras afines al gobierno tiene como objetivo asegurar que la SCJN no actué como un freno ante las reformas constitucionales impulsadas por la administración actual. Este panorama genera preocupación sobre la autonomía de la Corte, la cual, en lugar de ser un árbitro neutral que defienda la Constitución, podría convertirse en un órgano que priorice los intereses políticos.
La consolidación de esta nueva mayoría en la SCJN presenta numerosos desafíos para la estabilidad de la nación. En primer lugar, se corre el riesgo de revertir los contrapesos entre los poderes, lo que podría permitir que la Corte deje de ser un baluarte contra los excesos del Ejecutivo y del Legislativo, favoreciendo reformas que concentran el poder y debilitan a los órganos autónomos.
Además, la falta de una voz judicial independiente incrementa la incertidumbre regulatoria. La confianza de empresas e inversores podría verse afectada, ya que no tendrán garantías de que las leyes se apliquen de manera imparcial, aspecto fundamental en un contexto donde la inversión ya enfrenta una caída. Por último, existe la preocupación de que el control judicial amenace la defensa de derechos y libertades individuales, especialmente si estos se encuentran en conflicto con la agenda ideológica del partido gobernante.
En un periodo histórico marcado por cambios sustanciales en los esquemas de gobernanza y la relación entre los poderes, la configuración actual de la SCJN podría ser crucial para definir la dirección futura de los derechos fundamentales, la autonomía judicial y, por ende, la estabilidad institucional en México.
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