El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, ha dejado una profunda huella en el panorama político nacional, generando un intenso esfuerzo por parte de las autoridades para esclarecer las responsabilidades detrás de este brutal crimen. Este lunes, el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, informó sobre la captura de Jaciel Antonio “N”, quien presuntamente reclutó al joven Víctor Manuel Ubaldo Vidales para llevar a cabo el homicidio del edil.
La detención se produjo gracias a una operación coordinada entre diversas autoridades locales y federales, en el marco del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia. Según García Harfuch, Jaciel Antonio “N” es señalado como el responsable de reclutar individuos, especialmente de centros de rehabilitación, para integrarlos a bandas delictivas. Esta información se alinea con las primeras investigaciones que revelaron que Víctor Manuel Ubaldo Vidales, el perpetrador que disparó siete veces contra Manzo, era adicto a la metanfetamina en la localidad de Paracho, situada a casi 40 kilómetros de Uruapan.
El contexto de este crimen se ve complicado por los poderosos lazos y el impacto del crimen organizado en diversas regiones de México. La muerte de un político como Carlos Manzo, conocido por sus políticas para combatir a los cárteles de la droga, subraya la violencia y el control que ejercen estos grupos criminales. El arresto de Jaciel Antonio “N” pone de manifiesto la brutalidad del reclutamiento forzado que utilizan para llevar a cabo sus actividades ilícitas.
En declaraciones a medios, García Harfuch subrayó que el detenido se dedicaba a captar jóvenes en situación de vulnerabilidad, empleándolos para vender drogas y ejecutar crímenes en el nombre del Cártel Jalisco Nueva Generación. Víctor Manuel Ubaldo Vidales y Fernando Josué Leal Aceves, otro implicado que también falleció, fueron sometidos a castigos físicos y psicológicos para obligarlos a participar en estas actividades criminales.
La investigación sobre el asesinato del alcalde se ha ampliado, especialmente tras la reciente captura de Jorge Armando “N”, conocido como “El Lic”, considerado uno de los líderes más relevantes del cártel. Además, el viernes anterior, siete custodios del alcalde fueron detenidos, acusados de complicidad en el crimen.
Este complejo entramado de violencia y complicidad revela la lucha constante entre el gobierno y el crimen organizado, en un escenario donde la seguridad y la justicia se ven amenazadas. Las acciones que sigan serán cruciales para abordar la preocupación social por la violencia y recuperar la confianza en las instituciones.
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