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Novo Nordisk, el fabricante danés de los populares medicamentos anti-obesidad Ozempic y Wegovy, parece dispuesto a defender su posición en el mercado frente a la amenaza de otras grandes farmacéuticas. La firma presentó ayer una oferta no solicitada de 6.500 millones de dólares (más de 5.600 millones de euros) por la estadounidense Metsera que, pocos días antes, había cerrado un acuerdo para su venta a Pfizer, por 4.900 millones.
Con el anuncio, las acciones de Metsera, que ya se habían disparado más de un 60% tras el acuerdo con Pfizer, subieron otro 22%. Los títulos acumulan una revalorización del 255% con respecto al precio de la OPV, llevada a cabo a principios de 2025.
La oferta de Novo incluye la opción de alcanzar los 9.000 millones de dólares si se cumplen ciertos objetivos a lo largo del tiempo. En este caso, también supera a Pfizer que, en su acuerdo, establecía la opción de llegar a 7.300 millones.
En este sentido, la oferta de Novo ha adoptado una estructura menos habitual puesto que permite a los accionistas de Metsera recibir la mayor parte del dinero por adelantado al firmarse el acuerdo. Por el contrario, los accionistas de una empresa adquirida solo reciben compensación una vez completadas las formalidades, como las aprobaciones regulatorias, situación que puede generar incertidumbre si dichos procedimientos se prolongan más de lo habitual.
En el mercado no se descarta una guerra en la opa. De momento, la oferta de Novo puso en marcha un plazo. Y es que Pfizer pasaba a tener cuatro días hábiles para presentar una oferta mejor. En este escenario, el consejo de administración de Metsera declaró que, si la oferta de Novo resultaba superior, podría retirarse del acuerdo con Pfizer. En el mercado se comenta que no parece probable que Pfizer vaya a ceder tan fácilmente puesto que el reforzamiento en el creciente negocio de los tratamientos de adelgazamiento, dominado en los últimos años por Novo Nordisk y Eli Lilly, es clave para para su estrategia. Pfizer, igualmente, ha sufrido distintos reveses en los últimos años en los desarrollos de sus tratamientos anti-obesidad.
Novo y Eli Lilly son actualmente los únicos fabricantes con fármacos nuevos y altamente efectivos para la pérdida de peso, si bien están sufriendo una creciente presión competitiva el sector. Grupos como Roche y Amgen están desarrollando sus propias versiones, aunque todavía pueden tardar en llegar a los pacientes. Lo cierto es que una mayor competencia podría acelerar una rebaja de los precios para los pacientes.
En este escenario, Pfizer podría jugar la baza política. La compañía señaló que Novo Nordisk intenta “suprimir la competencia infringiendo la ley al adquirir un competidor estadounidense emergente”. Según la farmacéutica, la transacción está estructurada para eludir las leyes antimonopolio y conlleva un riesgo regulatorio y de ejecución considerable. En un comunicado, dijo que la propuesta “es ilusoria y no puede considerarse superior según el acuerdo de Pfizer con Metsera, y Pfizer está preparada para agotar todas las vías legales para hacer valer sus derechos conforme a dicho acuerdo”.
Dentro de estas circunstancias, la oferta de Novo podría implicar un proceso regulatorio más largo que el de Pfizer, dada su importante posición actual en el mercado de los tratamientos de obesidad. Y es que las autoridades reguladoras podrían interpretar el intento de Novo de superar la oferta como una estrategia de un actor dominante del sector para eliminar la competencia potencial de un rival, lo que probablemente obligaría a una revisión antimonopolio en el caso de la operación del grupo danés más rigurosa que la planteada por Pfizer.
Con la situación abierta, en el mercado se cree que, en paralelo a la presentación de una nueva oferta, Pfizer va a explorar posibles estrategias antimonopolio con la administración Trump. Distintos medios estadounidenses han recordado que Pfizer fue la primera compañía en firmar un acuerdo de Nación Más Favorecida con la Administración Trump.
Para Novo Nordisk, la transacción también tiene una gran relevancia puesto que la empresa, líder bursátil europeo en los últimos años, está envuelta en una profunda reestructuración para salir de su crisis. El grupo danés, que cambió de CEO durante el pasado verano, va a afrontar una amplia renovación de su consejo de administración, tras la disputa entre el anterior presidente, Helge Lund, que presentó su dimisión recientemente, y el principal accionista, la Fundación Novo Nordisk.
Sus acciones, que caen más de un 2% este viernes, han perdido más de un 50% de su valor desde principios de año. Dentro de esta reestructuración, Novo Nordisk anunció a principios de septiembre el despido de 9.000 empleados, el 11% de la plantilla, ante el aumento de la competencia en los tratamientos de obesidad, con Dinamarca como informacion.center más afectado por los recortes.
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