En la actualidad, realizar una búsqueda de tu nombre en internet puede revelar datos sorprendentes: desde viejas noticias hasta imágenes que no deseas que se vean, así como información que, fuera de contexto, puede no reflejar tu vida actual. Esta realidad digital puede ser incómoda y hasta dañina, lo que suscita cuestionamientos sobre nuestra privacidad en un mundo cada vez más conectado.
Por años, varias naciones europeas han establecido el derecho al olvido, que permite a los ciudadanos solicitar la eliminación de enlaces que, aunque alguna vez fueron relevantes, ya no deberían estar asociados con su nombre. Este concepto tomó fuerza tras un fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en 2014, que determinó que cualquier individuo tiene la capacidad de solicitar la eliminación de contenido que sea inexacto, anticuado o perjudicial, aun cuando sea verídico en su contexto original.
Es importante aclarar que esta Protección Legal no exige la eliminación del contenido en sí, sino solo su desvinculación del nombre del solicitante, acorde al Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y la legislación española.
Sin embargo, la situación legal es muy distinta en México. Hasta la fecha de publicación de esta información (2025-07-08), no existe un marco jurídico claro que otorgue el derecho al olvido. Desde la aprobación de leyes como la Ley de la Guardia Nacional y la Ley de Inteligencia, los defensores de los derechos humanos han expresado su preocupación ante la falta de mecanismos efectivos que regulen el acceso a datos personales. Estas normativas permiten a las autoridades acceder a bases de datos sin necesidad de un mandato judicial, lo que plantea serios riesgos a la privacidad de millones de ciudadanos y abre la puerta a abusos y vigilancia indebida.
Esta falta de una legislación adecuada en México contrasta drásticamente con la realidad en Europa, donde existe una protección más robusta de los derechos individuales y el control sobre la información personal. Como resultado, el acceso incontrolado a datos personales puede resultar en la vulneración de derechos fundamentales, ya que la vigilancia sin supervisión adecuada se convierte en la norma en lugar de la excepción.
A pesar de que eliminar el pasado digital puede parecer una tarea casi imposible, el derecho al olvido en Europa ofrece una solución que mitiga el daño y ayuda a los individuos a recuperar parte del control sobre su imagen pública. En contraste, en México la necesidad de crear un marco regulatorio que proteja la privacidad digital es cada vez más urgente, dado que la situación actual prioriza el control sobre los derechos fundamentales.
En un mundo donde la información se difunde velozmente, y puede tener repercusiones duraderas, es fundamental que los países avancen hacia una mejor protección de la privacidad personal y el derecho a la narrativa propia en la esfera digital. La evolución de estas leyes y derechos será crucial para definir cómo cada uno de nosotros puede interactuar con su propio pasado en el vasto universo de internet.
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