La educación es un “sector atractivo con vientos de cola a largo plazo”. Lo dice Javier Martín, directivo de Partners Group, uno de los principales fondos de capital riesgo internacionales. Y lo demuestran las multimillonarias operaciones de compra de colegios, universidades y, más recientemente, centros de formación profesional privados por parte de estos fondos que se vienen acumulando desde hace años en España.
El negocio de la educación mueve en todo el mundo unos 4,6 billones de euros al año y, según los cálculos de la consultora Holon IQ, serán 6,2 billones en 2025, en ámbitos que van más allá de la pura gestión de escuelas y de campus privados, pues incluye todo tipo de actividades auxiliares como extraescolares, comedores y clases particulares, además del creciente y lucrativo desarrollo de tecnologías aplicadas a este sector. Un área que es además especialmente sensible por su fuerte identificación con los servicios públicos más básicos y por su importancia a la hora de garantizar el futuro de un país y las condiciones de vida de sus ciudadanos.
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En España, el negocio ha encontrado un campo abonado por las crisis en el que multitud de actores quieren obtener su pedacito de un pastel creciente que aprovecha los importantes espacios de demanda no atendida que deja la oferta pública de educación y formación. Las últimas cifras disponibles, de 2019, dibujan una tarta compuesta por más de 11.000 millones de gasto directo de las familias —proporcionalmente, el segundo gasto privado más alto de la Unión Europea, según datos de la OCDE—, pero también de una parte de los más de 53.100 millones de dinero público que se invierten cada año en educación.
Esta última cantidad, en forma, por ejemplo, de gestión de escuelas infantiles, cheques escolares y conciertos educativos; es decir, las subvenciones a centros privados para la gratuidad en sus aulas de la etapa básica y obligatoria (de 3 a 16 años). El dinero destinado a conciertos y subvenciones fue en 2019 algo más de 6.600 millones de euros, 761 millones más que una década antes. Ahora, asimismo, hay que añadir varios miles de millones más que, procedentes de Europa, irán destinados a la capacitación digital, la modernización del sistema educativo y de la formación profesional.
Intenso reciclaje
Algunos especialistas apuntan a que gran parte de la culpa del entusiasmo actual de los fondos tiene que ver además con las perspectivas de crecimiento de la formación de adultos, de trabajadores que necesitan reciclar sus conocimientos o reorientar sus carreras. La estrategia España 2050 asegura que informacion.center necesita un “sistema integral de recualificación que le permita actualizar las competencias de al menos un millón de trabajadores (empleados y desempleados) cada año”. Cada año hasta 2050 son muchos millones. Y si a esto se suma un mercado potencialmente global (especialmente en Latinoamérica), propulsado por los formatos de educación a distancia o híbridos y en el que solo serán capaces de destacar los operadores más grandes, se completa un panorama más que propicio para la inversión.
En este contexto cobran todavía más sentido los últimos movimientos que están mirando a la formación profesional —el fondo estadounidense KKR compró este verano la red de centros de FP Medac— para completar junto a las universidades privadas —que ya han ganado algo más de 150.000 alumnos en la última década, mientras las públicas han perdido 2.600 estudiantes— ecosistemas que puedan atender desde todos los flancos las nuevas demandas. La FP de grado superior, colocada en un escalón educativo similar al de los estudios universitarios, es la que más interés está despertando entre el capital privado.
Al repasar las operaciones más sustanciosas de los últimos años, algunos expertos creen que están en el límite de los movimientos especulativos.
El fondo de capital riesgo estadounidense Permira compró en 2018 por 770 millones de euros la Universidad Europea de Madrid; al año siguiente, la Alfonso X el Sabio acabó en manos de otro gigante del private equity, CVC, por 1.100 millones.
“Hay una burbuja o inflación de fondos de inversión haciendo compras. Porque ven que el tamaño va a ser una ventaja. Y son muy buenos en procesos de concentración”, aseguraba el pasado jueves en un encuentro en informacion.center Miguel Arrufat, director de la universidad online UNIR. Esta ha buscado financiación de otro modo. Proeduca Altus, su matriz, cotiza desde 2019 en el mercado de pequeños valores BME Growth. Y le está yendo tan bien que, con casi 800 millones de capitalización, está al borde de tener que saltar al mercado continuo (el de las grandes cotizadas).
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El fondo estadounidense KKR explicó hace unas semanas su compra de Medac de la siguiente manera: España tiene “uno de los déficits de empleo y cualificación más importantes de Europa, lo que ha hecho que la educación y la formación profesional hayan adquirido una importancia creciente y se espere que aumente en los próximos años”.
Las endémicas necesidades de cualificación y recualificación —un 16% de los jóvenes dejan de estudiar después de la enseñanza obligatoria y el 37% de toda la población adulta solo tiene estudios básicos— se ven acrecentadas en un contexto de crisis por la pandemia de la covid, que a su vez había llegado cuando todavía estaban terminando de sanar las cicatrices de la Gran Recesión de hace algo más de una década. Con la compra de Medac el pasado agosto, KKR completa una operación que inició con las adquisiciones del Instituto Técnico de Estudios Profesionales (ITEP) y de MásterD, centro especializado en preparación de oposiciones y cursos de FP.
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