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Porque no somos ni fiables ni creíbles, juramos. Es lo que escribió allá lejos y hace tiempo el filósofo Filón de Alejandría: “Los hombres recurren al juramento porque son infieles y carecen de credibilidad”. En la política como en el amor. Un ritual cargado de significación cívica y republicana. Con cada juramento se renueva y reafirma un nuevo pacto con la democracia, hija dilecta de la República. Tan solo dos palabras, “Sí, juro”, un rito oral y gestual con el que se expresa la confianza en la vida de la representación política y un compromiso con la perpetuación del sistema democrático. Lo…
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