La reciente decisión de aumentar los aranceles al acero y aluminio en un 50% por parte de Estados Unidos ha generado una fuerte reacción en México. La presidenta Claudia Sheinbaum ha calificado esta medida como “injusta e insustentable”, argumentando que carece de respaldo legal en virtud del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Su mensaje enfatiza la sólida relación bilateral entre las naciones y el impacto negativo que estos aranceles podrían tener en la economía mexicana.
Sheinbaum destacó que los aranceles afectan no solo a México, sino a todos los países, excepto a Gran Bretaña, que se mantiene a un 25%. Subrayó que esta medida es particularmente injusta considerando que México importa más acero del que exporta, lo que contradice la lógica del establecimiento de aranceles en situaciones de déficit.
En respuesta a esta situación, la mandataria ha convocado a una reunión de emergencia con representantes del sector siderúrgico, buscando identificar estrategias para mitigar el impacto de los nuevos aranceles. A la par, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, está trabajando en negociaciones con autoridades estadounidenses, con la esperanza de alcanzar un acuerdo que beneficie a ambas naciones para el final de la semana.
La presidenta también destacó la interconexión de las industrias, mencionando que la producción y el comercio de acero y aluminio abarcan ambos lados de la frontera, lo que complica aún más la situación. Si no se logra un consenso, se anticipan medidas que buscarán apoyar a la industria local, priorizando la protección del empleo mexicano.
Sheinbaum aclaró que, en caso de no llegar a un acuerdo, las acciones que se tomarán no serán retaliatorias, sino más bien enfocadas en fortalecer la industria del acero y sus aportes al mercado laboral. Su postura firme es que México debe protegerse ante decisiones que considera injustas, avisando que la próxima semana se anunciarán las medidas específicas a seguir, con la esperanza de hallar un camino hacia una resolución favorable para ambos países.
Mientras tanto, el gobierno mexicano está en una posición delicada, navegando entre la presión de proteger la economía nacional y la necesidad de mantener buenas relaciones comerciales con su vecino del norte. El resultado de estas negociaciones podría tener un impacto significativo en la industria y en el empleo a largo plazo, y todo dependerá de cómo se desarrollen las conversaciones en los próximos días.
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