En un escenario político marcado por la tensión, dos figuras del gabinete de Donald Trump, la fiscal general Pam Bondi y la secretaria de Seguridad Interior Kristi Noem, enfrentan un torbellino de desafíos. Ambas lideran el ala más dura en la estrategia del gobierno estadounidense hacia México, lo cual ha llevado a situaciones complicadas en su carrera.
Pam Bondi, quien recientemente se refirió a México como un “país adversario” en comparación con potencias como Rusia o Irán, se encuentra bajo la lupa no solo del Partido Demócrata, que la acusa de proteger a Trump en relación con el caso Epstein, sino también de la base republicana que clama por su renuncia debido a promesas incumplidas sobre la revelación de información crucial sobre dicho caso. La presión es intensa, con figuras destacadas dentro del partido que exigen su salida.
Por otro lado, Kristi Noem enfrenta un día a día en la cuerda floja tras la tragedia climática en Texas, donde su departamento ha sido criticado por su incapacidad para gestionar adecuadamente la crisis, resultando en la pérdida de vidas. La falta de alertas y la gestión ineficaz tras el despido de funcionarios clave son puntos de crítica destacados en los medios.
Ambas funcionarias tienen aspiraciones presidenciales y, en medio de sus problemas, podrían buscar reforzar su posición atacando nuevamente a México, sobre temas candentes como la migración y la lucha contra el crimen organizado. En un contexto donde la ideología ha superado a la capacidad técnica, este enfoque podría resultar atractivo para su base de apoyo.
La historia no es nueva para Noem, quien, durante su mandato en Dakota del Sur, se enfrentó a una crisis por inundaciones en North Sioux City, dejando a los ciudadanos sin protección, mientras invertía recursos en el combate de la migración irregular en la frontera con México. Mientras tanto, Bondi, a pesar de sus afirmaciones retóricas en el Capitolio sobre los “países adversarios”, ha tomado decisiones cuestionables en torno a la seguridad interna, despidiendo funcionarios que se dedican a rastrear la influencia de naciones hostiles dentro de Estados Unidos.
La situación actual refleja un período crucial en el que el choque con el gobierno mexicano se ha convertido en una estrategia de atractivo en el Partido Republicano, lo que podría complicar aún más las relaciones bilaterales en un futuro cercano. Lo que está claro es que, tanto Bondi como Noem, intentan navegar en un torrente de críticas mientras se aferran a sus posiciones, en un momento donde la política de confrontación puede parecer la vía más segura para mantener apoyo.
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