El sondeo de la Universidad Católica para la Radio Televisión de Portugal (RTP) da la victoria en las elecciones legislativas de Portugal al Partido Socialista, que podría acariciar la mayoría absoluta, situada en los 116 diputados. Las proyecciones le conceden entre el 37% y el 42% ―se traducen en una horquilla parlamentaria de entre 102 y 116 escaños―. Si el recuento oficial confirma estas estimaciones, el socialista António Costa (Lisboa, 60 años) podría afrontar su tercera legislatura, aunque en un escenario más complejo que en las dos anteriores debido al avance del bloque de la derecha y de los ultras del Chega, que podría convertirse en la tercera fuerza parlamentaria, con un apoyo que oscilaría entre el 5% y el 8% (entre 7 y 13 diputados). A título personal, sin embargo, es ya un hito para Costa, que podrá convertirse en el primer ministro que más tiempo ha permanecido en el cargo desde la Revolución de los Claveles si finalmente recibe el encargo de formar un Ejecutivo de manos del presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa.
Los votantes han castigado duramente, según las proyecciones, a los socios minoritarios que habían formado en 2015 la geringonça, el Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista Portugués (PCP). Ambas formaciones votaron en contra del Presupuesto de 2022 por discrepancias con el PS en materias como la subida del salario mínimo o el refuerzo del Sistema Nacional de Salud, y parecen haber sido responsabilizados por los electores. De confirmarse, el gran batacazo de la noche fue protagonizado por el Bloco, que se mantenía como tercera fuerza desde 2015, con 19 diputados. En el mejor resultado del sondeo de la RTP retrocedería hasta los siete. Tampoco le iría mucho mejor a la coalición entre comunistas y Los Verdes, que podría perder hasta la mitad de sus actuales 12 escaños.
Según los sondeos, el candidato del Partido Social Demócrata (PSD, conservador), Rui Rio, ha mejorado el resultado de 79 diputados de 2019 (las proyecciones de su horquilla varían entre 84 y 94), aunque el avance le resultaría insuficiente para cambiar el ciclo político en São Bento. Estos sondeos fueron recibidos con gran frialdad en el hotel donde se concentran los conservadores, que en los últimos días comenzaron a acariciar incluso la victoria. Las encuestas apostaban por un gran empate entre Rio y Costa que las urnas parecen haber esquivado, si finalmente las previsiones demoscópicas se consolidan. Con este resultado el escenario de Rio al frente del partido no es del todo tranquilizador, ya que es un avance respecto a 2019 pero podría estar por debajo del resultado obtenido por Pedro Passos Coelho en 2015 tras todo su desgaste por el gobierno de la troika. En cualquier caso Rio dispondrá de un grupo parlamentario menos díscolo, ya que está formado mayoritariamente por afines, tras la marginación de muchos de los que apoyaron a su rival en las primarias, Paulo Rangel.
El bloque de la derecha ha experimentado grandes avances en su ala más radical. El partido de André Ventura, el Chega, se podría convertir en la tercera fuerza con el apoyo de entre el 5% y el 8% de los votos. Está lejos de los porcentajes que el líder de extrema derecha había previsto, pero en cualquier caso es un avance notable para una formación creada en 2019. Su consolidación política acaba con la excepcionalidad portuguesa en Europa, donde ha sido uno de los últimos países en asistir al crecimiento de un partido de extrema derecha. También sube notablemente Iniciativa Liberal, que tenía ahora un solo escaño y que defiende posiciones ultraliberales en economía. El único partido castigado en el bloque de la derecha ha sido el Centro Democrático Social (CDS), que de ser un partido de gobierno (ha participado en coaliciones con el PSD) pasaría a la irrelevancia o, en el peor de sus escenarios, a la desaparición del Parlamento.
La Cámara que saldrá de las urnas muestra tanto una profunda polarización como un gran pluralismo. Podrían estar representados nueve partidos (el décimo, Los Verdes, forma coalición electoral con los comunistas) que ya se habían sentado en la Asamblea en 2019, aunque con grandes corrimientos de votos.
Costa y Rio habían llegado a las urnas en una situación muy igualada según las encuestas, que parecía impensable cuando Rebelo de Sousa anunció en noviembre la convocatoria de elecciones para resolver la crisis política abierta por el desacuerdo entre los partidos de izquierdas que hasta entonces habían dado soporte parlamentario al Gobierno socialista. En aquel momento Rio vivía horas muy bajas, con el partido fracturado por las primarias y con escaso apoyo de su aparato interno. Sin embargo, su victoria en las primarias le dio un impulso político para acudir a la carrera con Costa en mejor forma de la prevista.
António Costa salió a por la mayoría absoluta y cambió el discurso cuando vio que las encuestas le eran desfavorables. El sondeo de la RTP, sin embargo, parece demostrar que los portugueses culpan de la crisis política a sus antiguos socios.
El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, dará 24 horas de respiro a los líderes políticos, a los que comenzará a recibir en el Palacio de Belém a partir del martes antes de anunciar a quien encargará la formación de Gobierno. La solución más frecuente es que se señale al candidato del partido más votado.
La fragmentación que han consolidado las urnas frustra en principio los deseos de Rebelo de Sousa para lograr un gobierno que no dependiese de bandazos parlamentarios. Esta fue una de las razones que le llevó a disolver la Asamblea de la República y convocar elecciones a mitad de legislatura. Después de votar en Celorico de Basto, un pequeño pueblo de 2.500 habitantes en el norte de Portugal, aseguró que no se arrepentía y que había disuelto la Asamblea con el apoyo mayoritario del Consejo de Estado. “Lo que está hecho, está hecho. Yo confío en los electores. Nadie tiene que tener miedo de los votos de los portugueses ni de la democracia”, señaló.
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