Las vestimentas del papa, símbolos de tradición y renovación, emergen una vez más de las manos expertas de los sastres Gammarelli de Roma. Sin embargo, en esta ocasión especial, el Vaticano ha decidido optar por sotanas de cónclaves previos, lo que podría interpretarse como un homenaje a la dedicación del fallecido papa Francisco por el medio ambiente. Lorenzo Gammarelli, que dirige la ancestral tienda familiar establecida en 1798, no pudo evitar imaginar que esta elección es un guiño hacia la sostenibilidad.
Con la reciente muerte del papa Francisco, el Vaticano se prepara para la elección de su sucesor, un evento que reunirá cardenales de diversas partes del mundo. Mientras los Gammarelli laboran rápidamente en el diseño de casacas rojas para la ocasión, también se encuentran en la inusual situación de no tener un pedido específico por primera vez en la historia reciente. Históricamente, han confeccionado tres sotanas para cada nuevo pontífice, garantizando que cada uno, independientemente de su talla —alto, medio o bajo—, pueda salir vestido de blanco al balcón de la basílica de San Pedro.
Tradicionalmente, tras el esperado anuncio de “Habemus papam”, el nuevo papa se apresura a vestirse con el atuendo que mejor le ajuste para su primera aparición pública. Sin embargo, este año es diferente: el Vaticano informó a Gammarelli que ya se harían cargo de la vestimenta del próximo líder de la Iglesia. Esta decisión no sólo refleja un cambio organizativo, sino que también subraya la huella que dejó Francisco, quien abogaba en contra del despilfarro.
La tienda Gammarelli está adornada con retratos de pontífices pasados y estanterías rebosantes de coloridas telas, así como vitrinas que muestran ataques de calcetines para distintos grados eclesiásticos. Cada sotana completa, desde la selección de la tela hasta la confección, requiere un tiempo aproximado de tres días y medio, lo que implica una atención meticulosa al detalle.
A lo largo de los años, han tomado medidas de los posibles candidatos a papas para prepararse para la elección. Lorenzo Gammarelli reconoce que, a pesar de las preparaciones, siempre existe la posibilidad de un elegido cuya constitución no haya sido previsto, lo que añadiría un nuevo desafío en un tiempo ya apretado.
Un recuerdo significativo en la historia de la sastrería del Vaticano remonta a 1958, cuando el papa Juan XXIII, elegido como Angelo Giuseppe Roncalli, enfrentó una situación inesperada: su sotana no le quedaba bien y tuvo que ser ajustada con urgencia. Desde entonces, la tienda ha adoptado la práctica de etiquetar las sotanas con el nombre de los candidatos más probables, una estrategia que ha servido para evitar contratiempos.
Con el fallecimiento reciente de Francisco, Lorenzo Gammarelli expresó su sorpresa y decepción por la falta de un pedido para la vestimenta del sucesor. Actualmente, una vitrina que solía mostrar las sotanas en espera de ser enviadas al Vaticano exhibe un único casquete, un pedido del papa Francisco que nunca llegó a utilizarse. Así, se cierran las puertas a una era, mientras se abre un nuevo capítulo en la rica historia de la Iglesia.
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