En el ámbito político actual, el término “marinista”, asociado a la administración de Mario Marín, ha cobrado relevancia en las discusiones sobre liderazgo y legado en Puebla. En este contexto, Alejandro Armenta ha hecho un llamado a desvincular el uso de este término de su persona y su equipo, instando a la sociedad a dejar atrás las etiquetas que pueden cargar con prejuicios históricos.
Armenta, actual presidente del Senado de la República, argumenta que el uso continuo de la palabra “marinista” para referirse a su administración y a quienes lo rodean no solo es erróneo, sino que también perpetúa una narrativa que no corresponde con su gestión. Este llamado a la reflexión llega en un momento en que la imagen del político y de su equipo busca trascender pasados controversiales y enfocarse en los nuevos horizontes que desea construir.
En su discurso, el legislador enfatiza la importancia de adoptar un enfoque más constructivo en la política, que implique el reconocimiento de los errores del pasado pero sin permitir que estos definan el futuro. La invitación a los ciudadanos y medios de comunicación a replantear el uso de terminologías históricas es un intento por fomentar una narrativa basada en el presente y los retos que la administración busca abordar en el marco de un contexto político más amplio.
El contexto político en Puebla se encuentra condicionado por una serie de eventos recientes en donde el rechazo a estigmas del pasado se convierte en una necesidad para la renovación de la confianza pública. Esta iniciativa de Armenta se presenta no solo como una estrategia de imagen, sino también como un intento genuino por contribuir a una política más inclusiva y participativa.
Este llamado a la transformación del lenguaje político podría significar un paso hacia la reconciliación social y la creación de un ambiente donde las nuevas generaciones de líderes puedan emerger sin el peso de una historia negativa carga sobre sus hombros. Mientras el debate sobre la relevancia de cada término persiste, lo cierto es que la estrategia comunicativa de Armenta destaca un desafío crucial: redefinir la política local en términos más positivos y esperanzadores.
Al final del día, la propuesta de dejar atrás términos como “marinista” refleja un anhelo colectivo por un cambio que permita a Puebla avanzar, adoptando nuevas narrativas que no olviden, pero que tampoco estén ancladas a un pasado que no define el futuro. Este enfoque renovado podría ofrecer a la ciudadanía no solo una nueva perspectiva, sino también una oportunidad valiosa para reconfigurar el diálogo político en la región y más allá.
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