El cierre del sexenio de Andrés Manuel López Obrador presenta un panorama único en comparación con transiciones políticas previas en México. La notable intención de los titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de la Marina, Luis Crescencio Sandoval y Rafael Ojeda Durán, respectivamente, de mantener sus puestos es un hecho sin precedentes. Ante la imposibilidad de continuar en sus funciones, ambos oficiales comenzaron a explorar oportunidades en la diplomacia, incluyendo el prestigioso cargo de Embajador en Washington.
Esta búsqueda de nuevos destinos se intensificó tras la elección de Donald Trump, quien designó a un exmilitar como embajador en México. Ronald Johnson, un exboina verde y espía, presentó recientemente sus credenciales en Palacio Nacional, lo que resalta una nueva dinámica en las relaciones bilaterales.
Para Sandoval, las posibilidades de acceder a una misión diplomática se vieron reducidas rápidamente, a pesar de sus conexiones en el Pentágono. La nueva política de seguridad de Claudia Sheinbaum ha puesto en evidencia las debilidades del enfoque de seguridad implementado por el gobierno de López Obrador, en el que Sandoval tuvo un rol crucial.
Por su parte, Ojada, también conocedor de la capital estadounidense, había impulsado iniciativas como el Corredor Interoceánico. Sin embargo, recientemente enfrenta complicaciones tras el incidente del Buque Escuela Cuauhtémoc, que colisionó con el Puente de Brooklyn en Nueva York, lo que ha generado una serie de cuestionamientos sobre la responsabilidad de sus subordinados en la Marina.
Fuentes del ámbito militar indican que Ojeda promovió a los responsables del Buque, sugiriendo que sus familiares, Roberto y Fernando Farias Laguna, podrían tener responsabilidad técnica en el accidente. A pesar de la controversia, ambos continúan ocupando posiciones relevantes en la Secretaría de la Marina.
Por otro lado, la situación de Esteban Moctezuma, embajador en Washington, se torna crítica. Se rumorea que si no logra evitar el impuesto sobre las remesas que se discute en el Capitolio, podría verse obligado a dejar su cargo. En este contexto, Moctezuma ha intensificado su cabildeo, centrándose especialmente en el sector bancario estadounidense, donde hay resistencia a esta nueva iniciativa fiscal.
Este marco de incertidumbre y reconfiguración de la política de seguridad y diplomacia en México promete seguir evolucionando, dejando en el aire el futuro de figuras clave en el gobierno y su impacto en las relaciones entre México y Estados Unidos. Mientras tanto, la dificultad de manejar estas transiciones en un contexto de relaciones tensas y demandas políticas plantea preguntas cruciales para el futuro político del país.
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