Gerardo Ortiz está listo para subirse a un escenario y regresar a la gente la ilusión de los conciertos.
TEXTO: GIL BARRERA
A sus 31 años, Gerardo Ortiz es, hoy por hoy, una de las figuras más representativas del regional mexicano. Comenzó su carrera desde niño y, con ideas firmes, logró alcanzar sus sueños basados en los valores que sus padres y abuelos le inculcaron:
“Desde chico siempre he tenido muy definido lo que quiero, y así como fue la música, he alcanzado mis objetivos. En mi familia llevamos la música en la sangre, y el amor por lo que hago viene de mi abuelo”.
Originario de Pasadena, California, en 10 años Gerardo lleva 12 producciones, y sus récords de ventas y vistas en plataformas musicales lo consolidan como un ícono indiscutible de la música; varios de sus sencillos han alcanzado más de 200 millones de visualizaciones.
La semana pasada estrenó La historia de ayer, tema que llegó a cuatro millones de vistas en YouTube en sólo seis días; su lanzamiento tuvo como marco la marquesina principal de Times Square, en Nueva York, y en la radio está creciendo a pasos agigantados.
Él comenta que estos sólidos pasos sólo son el reflejo del trabajo y del apoyo incondicional de su equipo: “En todas mis producciones hay un sentimiento muy especial: lo hacemos con gusto para tener una buena respuesta del público. Cada vez que grabamos o comenzamos la promoción lo hacemos con mucha emoción, tenemos mucho cuidado con los detalles, porque buscamos tocar los sentimientos de quien nos escucha”.
“Parar en esta etapa me afectó mentalmente”
En estos 10 años no todo ha sido miel sobre hojuelas en la carrera de Gerardo Ortiz. “Los golpes bajos han sido fuertes”, afirma, pero lo que más le ha dolido es la muerte de su tío Ramiro Caro, asesinado en 2011.
“En todo este tiempo no me arrepiento de nada, vengo arrastrando de todo: cosas buenas y cosas malas. Es una carrera de muchos sacrificios; he trabajado mucho, pero tal vez lo único que quitaría de esto es que mi tío Ramiro se haya ido a otro plano. Eso ha sido muy fuerte”.
Hechos como éste, el nacimiento de su hijo Santiel y la propia pandemia han hecho que el artista reflexione más y le encuentre sentido de la vida:
“Esta crisis nos dio la oportunidad de valorar y ponerle atención a los detalles que valen la pena. Debo confesar que frenar en esta etapa me afectó la parte mental; de repente no tenía nada que hacer, estaba acostumbrado a andar trabajando por todos lados, aunque eso me ayudó a desarrollar la cuestión creativa y pasar más tiempo con Santiel.
Me cuidé mucho para no contagiar a mi abuela o a mis padres”. Sobre la competencia interminable entre cantantes del regional, confirma que la aparición de más talentos le dará más vida al género:
“A mí me da mucho gusto que haya competencia y que los corridos evolucionen, porque así llegamos a lugares donde no habíamos llegado”.

Gerardo Ortiz tiene clara una idea: no detenerse; al contrario, seguirá trabajando para dignificar su género, y mientras todo regresa a la normalidad, ya tiene cerrada su gira por Estados Unidos, que comprende más de 20 plazas y la incorporación de varios cantantes y agrupaciones al tour:
“Hemos retomado más ganas para trabajar, y hay que hacerlo, porque hay un público que necesita divertirse”.
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Esta nota contiene información de varias fuentes en cooperación con dichos medios de comunicación.




























