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Javier Milei ya no habla de “zurdos de mierda”, “mandriles sodomizados” ni “parásitos mentales”. Tampoco vincula la homosexualidad con la pedofilia. Ni siquiera proclama que el suyo es “el mejor Gobierno de la historia de la humanidad”. El presidente argentino ha moderado el tono de una forma brutal, incluso cuando está entre los suyos. Los invitados a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés) celebrada este martes en Asunción esperaban ver al personaje de siempre, vociferando con voz ronca y blandiendo una motosierra, pero se encontraron con un político de hablar monocorde y palabras medidas. Milei defendió su política de superávit fiscal, celebró la bajada de la inflación y poco más. “¡Viva la libertad, carajo!” gritó para cerrar, como de costumbre, en la única ráfaga del Milei que todos conocen.
El Milei moderado es fruto de una necesidad política. El domingo 7 de septiembre, su partido, La Libertad Avanza, sufrió una derrota electoral durísima en las legislativas de la provincia de Buenos Aires. El presidente había prometido “arrasar” en ese bastión del peronismo, pero perdió por más de 13 puntos, un millón de votos. El mensaje quedó claro: buena parte del electorado, sobre todo en las capas más pobres, sufre las consecuencias del ajuste fiscal y la bajada de la inflación ya no es suficiente para ganar votos. El 26 de octubre, Argentina renueva parte del Congreso en elecciones legislativas de mitad de mandato y Milei no puede volver a perder.
Cuando Milei presentó, el pasado lunes, su proyecto de presupuesto para 2026 ya era otro. Pidió tiempo para que se vean los resultados de su plan económico, prometió que trabajaría “codo a codo” con gobernadores y legisladores que hasta hace unos días llamaba “ratas” y “degenerados fiscales” y mostró una inusual empatía hacia las víctimas del ajuste. Prometió más fondos para educación y salud, dos de los sectores donde más pasó la motosierra, y hasta abrió la puerta a un regreso, aunque en manos privadas, de la obra pública. “Lo peor ya pasó”, dijo, como mensaje de esperanza.
Este martes, el mismo Milei del lunes aterrizó en Asunción. Defendió su modelo ante un escenario favorable y optó por polarizar con el kirchnerismo, aunque sin nombrarlo, y con cualquier otro intento de alternativa política moderada a su gobierno. La “tercera vía”, dijo, es “una vía alternativa al socialismo”.
“No hay opción intermedia entre el superávit y el déficit. Ya ensayamos cambiar de modo gradual, esa experiencia fracasó, no hay cambio a medias”, dijo Milei, en referencia al gobierno de Cambiemos, encabezado por Mauricio Macri, que impulsó un ajuste gradual que terminó en un rescate de casi 50.000 millones de dólares enviados por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Al término de la Conferencia, Milei se reunió con su par de Paraguay, Santiago Peña, uno de sus aliados en Mercosur, el bloque que también integran Brasil y Uruguay. Por tratarse de una visita de Estado, el presidente argentino participará el miércoles de una sesión en el Congreso. Será su última actividad antes de regresar a Buenos Aires, donde lo esperará una gran movilización convocada por las universidades nacionales y partidos de la oposición en rechazo a los recortes presupuestarios en educación.
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