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El pesimismo de las últimas semanas se ha tornado en optimismo y el pacto en materia comercial entre las dos orillas del Atlántico parece más próximo. Los negociadores están cerca de cerrar un acuerdo con unos aranceles generales para las exportaciones europeas del 15%, a mitad de la amenaza del 30% de Donald Trump que pesaba si no se lograba una salida antes del 1 de agosto, según apuntan fuentes diplomáticas consultadas por informacion.center tras las informaciones adelantadas por el diario Financial Times. La Comisión Europea ha comunicado este primer esbozo a los representantes de los Estados Miembros este miércoles.
Lo que se atisba se parece mucho al pacto que ha alcanzado Washington con Japón este martes. No obstante, para que esto se confirme, las mismas fuentes apuntan que falta el visto bueno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, clave en todo este proceso. “Todo depende de Trump”, explican fuentes diplomáticas European, asumiendo que la última palabra la tendrá el inquilino de La Casa Blanca.
El acuerdo que se está armando se compone de un arancel general cercano al 15% para las exportaciones de la UE a Estados Unidos. Ese porcentaje, en realidad, consolida la situación actual que se impuso a comienzos de abril, cuando Washington suspendió los falsamente llamados “aranceles recíprocos” y los dejó en un tasa adicional del 10% que se sumaba al 4,8% que ya aplicaba antes. Por lo que, en realidad, es una leve subida sobre lo que se está aplicando ahora, aunque un incremento importante sobre la situación previa a la explosión de la guerra comercial.
Falta por conocerse los detalles sobre qué sucedería con sectores que desde el prisma europeo tienen una gran importancia como los automóviles y los componentes de la automoción. Ahora estas exportaciones, capitales para Alemania y otros países como Eslovaquia o Hungría, pagan un 27,5% de aranceles: los 2,5 puntos previos al regreso de Trump al poder y los 25 puntos adicionales que él impuso. También es clave conocer qué va a pasar con las investigaciones abiertas sobre sectores como el farmacéutico, sobre el que el presidente estadounidense amenazó con imponer un arancel del 200%, y los semiconductores. No obstante, y dado el optimismo de esta tarde, es muy probable que esos obstáculos, presentes hasta el pasado viernes hayan desaparecido.
Ante la posibilidad de que hubiera un rechazo a este esquema, la UE sigue preparando también las respuestas que podría haber si no llegara esa aprobación y que se dispone a dar si no prospera este pacto. Fuentes diplomáticas apuntan que también este aspecto se ha abordado en la reunión de embajadores de los Estados ante la UE y que Francia habría mostrado la postura más dura.
Este miércoles había arrancado en Bruselas con la noticia de que la Unión Europea estaba lista para aplicar sus aranceles a los productos estadounidenses si sus negociadores no firmaban un acuerdo y empezaría a aplicarse a partir del 7 de agosto. En total, se trataría de gravámenes por valor de 93.000 millones (unos 110.000 millones de dólares con el cambio actual), según el portavoz de Comercio de la UE. La amenaza fue recibida con escepticismo por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, que dijo que interpretaba las noticias sobre posibles represalias llegadas de Bruselas como meras tácticas para influir en la negociación.
En una entrevista con la televisión de Bloomberg, Bessent dijo que las conversaciones con la UE “van mejor que antes”. “Creo que estamos avanzando en la dirección correcta. Pero como ya he dicho, la UE tiene un problema: hay que pactar colectivamente, son 27 países”. Bruselas y Washington llevan semanas hablando para fijar un marco a partir de las amenazas de Trump, que el 2 de abril comunicó que impondría unos aranceles a las importaciones europeas del 20%, y hace un par de sábados envió una carta a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, con la cifra del 30%; entrará en vigor el 1 de agosto si no hay un pacto antes y si el presidente estadounidense no vuelve a echarse atrás y concede otro nuevo aplazamiento.
Sobre las posibles consecuencias de las réplicas con las que amenaza Europa, Bessent advirtió: “Nosotros somos la nación deficitaria [en la relación comercial]. Ellos son los del superávit. Así que cualquier escalada en los problemas comerciales siempre les afectará más”. La relación entre ambos socios es la más intensa del mundo, y en 2024 se resolvió con un déficit de 235.600 millones de dólares para Washington, un 12,9% más que en 2023, según la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos.
En la entrevista en Bloomberg, la reportera preguntó este martes a Bessent si del ejemplo de Japón −que alcanzó el día anterior un principio de acuerdo comercial con Estados Unidos con aranceles universales del 15%− cabe concluir que la UE se puede ir olvidando de obtener un gravamen base del 10%. Esa fue la tasa que Trump puso a todos los países después de retirar su primera amenaza, aunque después se abrió a subirla hasta “el 15% o del 20%”. Bessent contestó que si Japón acabó arrancando a Estados Unidos ese arancel (10 puntos menor que el que constaba en la carta enviada por Trump a Tokio), es como “resultado de un paquete innovador que presentaron los negociadores japoneses”.
Entre los mecanismos novedosos a los que aludió Bessent constan, según dijo Trump el lunes, “la inversión de 550.000 millones de dólares en Estados Unidos, que recibirá el 90% de las ganancias” y la creación de una “empresa conjunta” para la exportación de gas natural licuado en Alaska. ¿Está la UE comportándose creativamente en la mesa de negociación?, quiso saber la periodista. “No, de momento”, respondió el secretario del Tesoro. “Pero repito: las conversaciones van mejor que antes”.
Esta nota contiene información de varias fuentes en cooperación con dichos medios de comunicación.




























