El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha demostrado su capacidad de expansión, adentrándose en el lucrativo negocio del tráfico de petróleo. Este grupo criminal ha extendido su influencia a través de operaciones de huachicoleo, que involucran la venta de combustible robado, particularmente en Texas, donde recientemente fueron arrestados dos estadounidenses involucrados en estas actividades.
James y Maxwell Jensen, un padre y su hijo de Utah, enfrentan serias acusaciones por su presunta asociación con el cártel mexicano para la venta de combustible ilícito. Según informes de las autoridades estadounidenses, los Jensen habrían estado operando con un esquema que les permitió enviar cerca de 3,000 cargamentos de huachicol durante tres años, logrando lavar aproximadamente 47 millones de dólares.
El periodista Ángel Hernández indicó que los Jensen no solo participaron en la contrabandeo de combustible, sino que también proporcionaron apoyo material a una organización delictiva, lo que agrava aún más su situación legal. Las autoridades han revelado que la operación de los Jensen generó ingresos que, en parte, regresaron al CJNG, alimentando aún más este ciclo delictivo.
La magnitud del contrabando es alarmante, con un valor inicial estimado en 300 millones de dólares. James Jensen, el supuesto líder de la operación, habría estado al tanto de que los pagos realizados por la venta de petróleo crudo tenían como destino organizaciones criminales en México. De hecho, la pareja y sus hijos son mencionados en documentos judiciales que muestran cómo conspiraron para blanquear dinero proveniente de estas actividades ilegales.
Las detenciones de los Jensen el pasado abril en su hogar en Utah fueron parte de una investigación más amplia que incluyó un operativo en su empresa, Arroyo Terminals. Esta empresa, con sede en Texas, estaba involucrada en la compra de petróleo crudo y ahora su sitio web ha sido clausurado para facilitar la investigación.
Mientras tanto, el tráfico de combustible afecta significativamente tanto a México como a Estados Unidos, ya que el contrabando de petróleo representa no solo una pérdida económica para Pemex, sino también un desafío en la lucha contra el crimen organizado. La situación se complica aún más al considerar que los cárteles están cada vez más interconectados con redes criminales en ambos lados de la frontera, reforzando la necesidad de una cooperación más eficaz para combatir estos delitos.
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