La temporada del Día de Muertos, tan emblemática en la cultura mexicana, se acerca y con ella la tradicional venta de cempasúchil, la flor que simboliza la conexión entre los vivos y los muertos. Sin embargo, este año los productores de Oaxaca enfrentan una dura realidad: la demanda de cempasúchil ha disminuido significativamente, lo que ha llevado a muchos agricultores a manifestar su preocupación por la viabilidad económica de sus cosechas.
Históricamente, la producción de cempasúchil en Oaxaca ha sido un pilar fundamental no solo para la economía local, sino también para la celebración de esta festividad que atrae a miles de visitantes tanto nacionales como extranjeros. La flor, con su vibrante color amarillo y su característico aroma, es un elemento esencial en altares y ofrendas, un símbolo de respeto y recuerdo hacia aquellos que han partido.
Sin embargo, este año, los productores han informado que las ventas no han alcanzado los niveles esperados. Se estima que la producción alcanza no menos de mil toneladas, pero la escasa demanda ha generado preocupaciones sobre el futuro de estos cultivos. A medida que se acercan las festividades, el dilema radica en la escasez de compradores que suelen abastecerse de cempasúchil para adornar sus ofrendas y hogares.
El panorama se torna más complicado ante la posibilidad de que los precios se debiliten debido a esta baja en la demanda. Los productores que dependen plenamente de la cosecha de cempasúchil ahora ven una amenaza inminente para su sustento, lo que podría llevar a una crisis económica en la región. Además, muchos de estos agricultores han invertido considerablemente en la preparación de sus tierras y en el cuidado de las plantas, y ahora se encuentran en una encrucijada que podría afectar no solo su economía, sino también el legado cultural que representan.
El impacto de esta situación va más allá de la pérdida económica; toca las raíces de las tradiciones que dan vida a las celebraciones del Día de Muertos. Para muchos, el cempasúchil es más que una simple flor; es parte de un ritual que honra a los antepasados y mantiene vivas las memorias familiares.
Los expertos sugieren que la conciencia y la promoción del uso del cempasúchil deben ser prioridades, no solo para revitalizar la demanda, sino también para asegurar la continuidad de una tradición que forma parte integral de la identidad cultural mexicana. La unión de esfuerzos entre productores, autoridades y la comunidad podría abrir vías para estrategias de marketing que alienten la compra de esta flor, elevando su valor no solo como producto, sino como símbolo de memoria y respeto.
A medida que se acerca el Día de Muertos, es vital recordar no solo la importancia de las tradiciones, sino también el papel que desempeñan quienes las nutren y perpetúan. El cempasúchil, en medio de su adversidad, continúa recordándonos la fragilidad y la belleza de la vida, convirtiéndonos en parte de un diálogo cultural que perdura a lo largo de las generaciones. Mantener a flote esta flor no solo es un desafío económico, sino también un compromiso con nuestra historia y nuestro futuro.
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