La propuesta de gobierno de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha encontrado inspiración en las ideas de la economista Mariana Mazzucato, particularmente su concepto del “Estado Emprendedor”. Este enfoque plantea que el Estado no solo debe regular, sino que también debe participar de manera activa en la creación de valor y el impulso de la innovación empresarial.
Sheinbaum ha articulado su plan en torno a la importancia de una economía que no solo busque el crecimiento, sino que también fomente el bienestar social. En este sentido, su estrategia implica un soporte considerable para las pequeñas y medianas empresas (PYMEs), consideradas motor de la economía nacional, así como la promoción de la sostenibilidad y el desarrollo tecnológico.
La jefa de Gobierno ha señalado que su administración busca crear un entorno propicio para la inversión en sectores clave como la salud, la educación y la movilidad. A través de programas específicos, se pretende fortalecer la capacitación de la fuerza laboral y fomentar el espíritu emprendedor desde edades tempranas. De esta manera, se espera que los jóvenes se vean motivados a desarrollar iniciativas que tengan un impacto positivo en sus comunidades.
Uno de los pilares del plan es la colaboración entre el sector público y privado, donde la participación del Estado se traduce en la mitigación de riesgos que enfrentan las empresas emergentes. Esto representa una visión renovada sobre el papel del Estado, que se considera más como un socio estratégico en lugar de un mero regulador. En este sentido, se busca generar un ecosistema empresarial que no solo permita la creación de empleos, sino que también propicie la justicia económica y la equidad social.
Asimismo, el enfoque de Sheinbaum se acompaña de una fuerte apuesta por la digitalización y la modernización de los servicios públicos, creando así condiciones que favorezcan la competitividad de las empresas locales. La implementación de políticas públicas dirigidas a promover el uso de tecnologías sostenibles y prácticas responsables es fundamental para la construcción de un futuro económico más resiliente y socio-ambientalmente consciente.
El discurso de Sheinbaum también resalta la importancia de la innovación como motor de cambio. A través de alianzas con universidades y centros de investigación, se prevé impulsar proyectos que resuelvan problemáticas específicas de la ciudad, como la contaminación del aire o la movilidad urbana. Este enfoque no solo tiene un claro impacto pragmático, sino que simboliza un cambio cultural en la manera de entender la relación entre el gobierno y la economía.
En un contexto donde la crisis sanitaria ha puesto aún más de manifiesto las debilidades estructurales de la economía mexicana, el planteamiento de una política más activa y comprometida por parte del Estado podría ser un paso decisivo hacia la reactivación y el crecimiento sostenido. La integración de propuestas fundamentadas en la teoría de Mazzucato podría marcar un hito en el desarrollo de un modelo económico que priorice tanto la creación de riqueza como el bienestar de la ciudadanía.
El futuro del desarrollo económico en la Ciudad de México dependerá de la capacidad de su gobierno para implementar efectivamente estas ideas en acciones concretas, que aborden no solo el crecimiento económico, sino también la sostenibilidad y la equidad en la distribución de recursos. Este enfoque transformador podría ser clave para darle un nuevo rumbo a la ciudad, en medio de desafíos complejos que marcan el presente y el futuro del país.
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